Si viajas con niños acércate a conocer Zamora. Las ciudades castellanas tienen un encanto especial, pero ésta también tiene bonitos parques infantiles y muchos monumentos históricos que recorrer. ¿te animas?
Con unos 66.000 habitantes esta ciudad es bastante llana y cómoda de recorrer. En unas horas puedes patearte el centro histórico y ver la catedral, las murallas, la Magdalena, la antigua judería o el puente de piedra. En las calles del casco antiguo encontrarás bares de tapeo y lugares donde comer muy bien.
Nos gustaron especialmente los parques infantiles de esta ciudad, muy llenos de color y algo diferentes a lo que estamos acostumbrados. En cada esquinita puedes encontrar uno, rodeado de árboles y bancos para descansar, que a los papis a veces nos hace falta. Como el de la calle Miguel de Unamuno, con una divertida pirámide para trepar, o el que está en Jiménez de Quesada, junto a la estación de autobuses. Más en el casco histórico, encontrarás otra zona infantil en el Parque de la Marina Española.
Esta pequeña población tiene una plaza mayor llena de soportales, de terrazas donde tomar algo y de vida. Las vistas sobre el río Duero y su puente merecen también la pena, así como pasear por sus estrechas y tradicionales calles o probar sus vinos con denominación de origen propia.
La reserva natural de Villafáfila cuenta con unas 33.000 hectáreas y acoge cientos de miles de aves de diferentes especies. Sus lagunas y el paisaje te cautivarán y puedes acercarte al Centro de Interpretación de la Laguna o de los Palomares para conocer mejor este entorno.
Está ubicado en la Carretera de Villafáfila a Villalpando, km. 2. Y, según dicen los entendidos, estos meses de otoño – invierno al amanecer o atardecer son los mejores para la observación ornitológica.