Entre la costa de A Coruña y Lugo se encuentra un pueblo marinero de los más bellos de Galicia, en un entorno increíblemente salvaje y natural. Aquí se encuentran el océano Atlántico y el mar Cantábrico, así que el casco urbano se ha refugiado desde siglos atrás en una pequeña ensenada. Recorrer este pueblo con niños es una buena excursión para cualquier fin de semana del año.

El río Sor desemboca junto a Estaca de Bares, el punto más al norte de la península ibérica. En el municipio coruñés de Mañón, que suma unos 2.000 habitantes, está el puerto de O Barqueiro. Al parecer fue un enclave de gran importancia documentado desde el siglo X.

Acceder al puerto es complicado en las fechas de más afluencia de turistas, puesto que el aparcamiento es limitado al pequeño espacio que hay. Tampoco hay mucho lugar donde dejar el coche en el propio pueblo o en las carreteras de acceso. Además, el pueblo en sí cuenta con dos o tres restaurantes, si vas en días punta debes reservar si quieres garantizarte un sitio donde comer. Quizá por esto la época del año que más me gusta para visitar O Barqueiro son los meses de invierno.

Recorrer las calles del pueblo, con sus casas clavadas en la ladera de la montaña, es una bonita experiencia. También puedes pasear por el puerto pesquero o acercarte a Estaca de Bares, para ver el entorno del faro hoy convertido en hotel. Esta zona y su costa impresiona por sus acantilados y alberga también numerosas especies de aves para los amantes del turismo ornitológico.

Si recorres esta zona en verano encontrarás playas increíblemente salvajes. Una de ellas es la de Arealonga, en O Vicedo, junto a un bosque de pinos y eucaliptos y con un microclima especial.