En Combarro el mar lo inunda todo, sus calles acaban en el mar, igual que su vida ha girado tradicionalmente en torno al mar. Hoy el turismo y la tradición mandan y este pequeño pueblo marinero de la provincia de Pontevedra recibe miles de visitantes dispuestos a recorrer sus calles y degustar su exquisita gastronomía. Nuestra ruta de hoy nos llevará por Poio y Combarro, dos puntos de interés cercanos que hemos recorrido con niños.
No hace mucho que conocimos el monasterio de Poio, y así lo reflejamos en el post Diez monasterios rurales. Y es que en la vida desde la edad media pesaba la influencia de los monasterios y en esta zona la referencia está a pocos kilómetros de la ciudad de Pontevedra.
Este bonito y tranquilo conjunto artístico religios alberga una hospedería, un museo y es uno de los principales atractivos turísticos de su provincia. Para ir con niños es una buena opción porque tiene un horario bastante amplio, la entrada es económica y puedes ver la biblioteca y también exposiciones. El entorno es muy bonito y rural y se estima que fue fundado en el siglo VII pero no está documentado hasta el siglo X.
El monasterio es benedictino, aunque en el siglo XIX lo ocuparon los mercedarios de Conxo, que lo restauraron. Claustro del siglo XVI, torreón y balconaje barroco, conserva un sepulcro medieval, de Santa Trahamunda.
Muy cerca de Poio, el pueblo marinero de Combarro se ha convertido en un referente de los pueblos marineros con encanto. Calles que llevan directamente al mar, casas con balcones y soportales como manda la tradición marinera, suelo de adoquines y casas sobre la propia roca, cruceiros, hórreos, puerto, playa barcos y por supuesto un bonito parque infantil hacen de esta pequeña localidad nuestro objetivo de hoy.
A los niños les encantará descubrir sus callejuelas llenas de tiendas de souvenirs, con brujas, conchas y juegos de barro para hacer queimada colgando de cada escaparate. El casco antiguo está protegido y es peatonal, puedes recorrerlo con la única precaución de no darte un baño involuntario pues el mar entra mismo hasta la puerta de las casas.
Junto a la playa, como en tantos pueblos gallegos, se ha forjado el espacio de ocio y relación de este pueblo. Una bella estampa marinera y una gran explanada en la que no falta el colorido parque infantil. Columpios, casita de juegos, y varios elementos para hacer una parada técnica con los peques.