El parque natural más antiguo de Galicia ofrece diferentes rincones para asombrarse con los más pequeños, algunos espacios infantiles y muchas enseñanzas naturales. Nos damos un paseo para ver qué ver en Monte Aloia en familia y con los más pequeños de la casa.
Quizás por ser hijo de farmacéutico, y como alumno del Padre Merino, adoptó este tudense gran pasión por la botánica y las ciencias naturales. Y es que Rafael Areses Vidal es conocido como el alma que impulsó lo que hoy vemos en Monte Aloia, uno de los seis parques naturales de Galicia.
Ubicado al sur de la provincia de Pontevedra, este espacio natural declarado en 1979 es el decano de los que tenemos en nuestra comunidad. Y es que después vendrían el Complexo Dunar de Corrubedo e Lagoas de Carregal e Vixán (1992), Baixa Limia O Xurés (1993), Fragas do Eume (1996), O Invernadeiro (1997) y Enciña da Lastra (2002).
Por aquí os hemos ido hablando de todos ellos, sobre todo desde la perspectiva de turismo familiar, sostenible y de sensibilización medioambiental. A falta de uno, O Invernadeiro, de más difícil acceso puesto que hay que solicitar autorización para visitarlo por ser zona protegida.
La historia de este espacio natural y todo lo que ver en Monte Aloia viene de la mano de una figura, que es Rafael Areses Vidal. Este ingeniero agrónomo nacido a finales del siglo XIX apostó por la repoblación de un espacio que era básicamente granito y pastos. Como estudioso del tema y con experiencia en trabajos en otras zonas a nivel nacional y también gallego, es el caso de Santa Trega o Baiona, en 1906 comenzó a trabajar en algunas experiencias de viveros forestales vinculados a la celebración del día del árbol.
Su trabajo constituyó toda una filosofía en torno al bosque, se topó con la oposición de algunos vecinos que defendían espacios más libres para el pasto, y nos dejó numerosas publicaciones, conferencias, y enseñanzas.
El arranque del nuevo siglo queda palpable en la Cruz de Piedra, el principal mirador que ver en Monte Aloia, y uno de sus puntos más fotografiados. Este monumento se erigió precisamente para conmemorar el 1900, y el resto de las edificaciones que encontramos en el parque destilan también esa modernidad, tan inspirada en la naturaleza, algo bien presente en este espacio.
Además de la filosofía que inspiró este espacio y su diseño y desarrollo, mantienen presencia en esta zona natural otros elementos etnográficos, botánicos, arqueológicos, etc. Es el caso de algunos como los molinos de Paredes, el poblado castrexo del Alto dos Cubos o la senda botánica en torno al Centro de Interpretación.
Lo principal que ver en Monte Aloia es su diversidad vegetal, árboles autóctonos conviviendo con especies más exóticas como ciprés, cedro del líbano y abeto. Las leyendas relacionadas con el antiguo Monte Medulio, se mezclan en esta cumbre de 629 metros de altitud rodeada de cascadas, rocas de curiosas formas y sendas de paseo que conforman una red de hasta 10 km.
La Casa Forestal fue convertida en centro de acogida de visitantes, donde hay un guía y material informativo diverso. En la planta superior, material didáctico para trabajar con grupos de niños, que tienen sus espacios de juego ubicados en la carretera de acceso al parque, junto a un agradable merendero, y en la parte alta, de camino al mirador de la Gran Cruz, desde donde vemos Portugal y el río Miño.
Pero también curioso es el mirador dedicado al creador del parque, escondido y mirando al norte, hacia la inmensidad de Galicia. Se alza sobre una roca en la que se tallaron escaleras de acceso, y se protege con barandillas de inspiración vegetal, a modo de un tronco de árbol.
Hay ocho rutas lineales o circulares señalizadas en Monte Aloia, y la mayoría son estupendas para hacer con niños incluso muy pequeños, pues son cortas y fáciles de caminar. Van de los 600 metros a los 2,5 km de longitud. La más popular es la de A Muralla, en torno al Alto de San Xiao.
Si accedes al Monte Aloia con tu propio vehículo puedes seguir las indicaciones en la carretera PO-340, y ascender hasta el Centro de Interpretación. Aquí pueden darte mapas y consejos para visitar este espacio.
Encontramos hasta cuatro aparcamientos adecuados para dejar el coche. El primero de ellos, muy amplio, en los molinos de Paredes, donde hay un parque infantil y muchas mesas de merendero bajo los árboles.
Un poco más arriba, junto al centro de interpretación y la senda botánica, hay espacio para algunos coches también. La mayoría de la gente sube hasta la parte más alta, donde encontramos la capilla, los miradores y una cafetería. Por toda la zona encontramos carteles de precaución para que el tráfico rodado no pise reptiles, pues hay diferentes especies.
El segundo parque infantil que encontramos es más antiguo y está elaborado con juegos de madera como columpios, balancines, etc. Está a la sombra y asimismo cuenta con mesas para comer. Además, todas las fuentes que ver en Monte Aloia son otro de sus atractivos y cuentan con agua potable que algunas personas van a recoger.
La romería tradicional del Monte Aloia se celebra el primer domingo de julio y acude mucha gente, al igual que los fines de semana.
En las 745 hectáreas de este espacio natural y ubicado en la Serra do Galiñeiro, encontramos suelos asentados sobre sustrato granítico que aflora en rocas de formas caprichosas.
Varios arroyos recorren el monte y forman cascadas. Uno de los principales habitantes y atractivos que ver en Monte Aloia son los anfibios, como la rana ibérica, y reptiles.
Tenéis más información en la página de patrimonio natural de la Xunta de Galicia.
Qué hacer en Celanova Xurés con niños
O Xurés y su centro de Interpretación, con niños
Un bosque mediterráneo gallego para ir con niños
El parque natural más visitado de Galicia: Corrubedo con niños
Qué ver en As Fragas do Eume con niños