La quinta ciudad de Alemania en población es un importante centro financiero de Europa, tiene un corazón histórico muy pintoresco y un agradable cinturón verde perfecto para pasear. Casi ochocientos mil habitantes y un skyline condicionado por el río Meno, en el que se reflejan sus puentes, y los altísimos edificios, muchos de ellos iconos de la arquitectura contemporánea. Os damos algunas pinceladas sobre qué ver en Frankfurt con una opción de excursión cercana para conocer otra ciudad por si tenéis la opción de prolongar vuestra estancia.
Una escapada a Frankfurt, aún en los meses de frío, puede darnos una buena perspectiva de la relevancia de esta ciudad alemana ya desde la Edad Media. En este lugar se celebraban no solo importantes ferias sino también acontecimientos reales, y tiene buenos medios de transporte aunque también podemos recorrer sus puntos más turísticos a pie. Además en un entorno cercano, a unos 70 km, tenemos poblaciones interesantes así que no descartéis completar vuestra escapada alquilando un coche en Frankfurt.
Como primera toma de contacto con esta ciudad alemana hay que dirigirse a su rincón más auténtico. La plaza Römemberg, centro neurálgico y turístico de la ciudad del Meno, acoge un buen número de fachadas neogóticas y es la foto perfecta para nuestra primera etapa. Si queréis hacer una parada dulce para tomar un humeante café, o un colacao con repostería, no os defraudará Iimori Patisserie (Braubachstraße, 24).
Entre el embarcadero de Hierro (Eisernersteg) y el Puente de la Paz (Friedensbrücke), a orillas del río, se encuentra la zona de los museos, hasta 13 de entre los que se podrían destacar algunos dedicados al cine, la artesanía, o la etnología. Además de un paseo fantástico sobre la alfombra de hojas otoñal, por esta zona suelen instalarse mercadillos al aire libre con toda clase de objetos curiosos a la venta.
La colegiata de San Bartolomé o catedral de Frankfurt es otra de las visitas obligadas. Su origen es medieval, pues data de los siglos XIV-XV, pero fue reconstruida en los años 50, la convierte en un templo de los más antiguos y la más grande de la ciudad, y entre sus muros se coronaban emperadores, siendo también símbolo de la unidad nacional.
Peterskirchhof o el cementerio de San Pedro, es un antiguo camposanto ubicado en la calle Stephanstrasse. Su antigua muralla y otras zonas que albergan tumbas con orígenes en el siglo XV ha sobrevivido en el entorno de la vieja iglesia de San Pedro. Un paseo pintoresco y que nos permitirá un viaje en el tiempo por lápidas con antiguas inscripciones.
Y no podemos dejar de mencionar tampoco la ciudad más moderna, con rascacielos salpicados aquí y allá de arquitectos conocidos como Norman Foster, Helmut Jahn o la firma Coop Himelblau. En el entorno de la estación de tren encontrarás la cara más moderna de Frankfurt, o bien paseando entre los puentes y la orilla del río para tomar perspectiva.
Y si buscáis parques para ir con niños en Frankfurt seguro que os llamará la atención Palmergarten, un jardín de palmeras ubicado en el entorno de Bockenheimer Landstraße y que cuenta con invernaderos y paisajes tropicales a base de helechos y flores. Encontraréis un parque infantil junto al lago Rechneigrabenweiher, un espacio verde que antaño fue un depósito de agua.
Si disponeis de más días para estar en la zona nuestra recomendación es alquilar un coche desde Frankfurt y aprovechar para recorrer localidades cercanas como Weinheim. En apenas una hora desde la ciudad del Meno podremos ver pintorescas localidades como ésta, de algo más de 40.000 habitantes, con preciosas casas antiguas con vigas de madera de colores a la vista y calles empedradas.
Un casco antiguo peatonal por el que perderse dando un tranquilo paseo, un sugerente sobrenombre que investigar (la ciudad de los castillos) y unas raíces medievales que podemos rastrear por sus plazas, iglesias y monumentos como la Blauer Hut, torre de la fortificación de la ciudad, la plaza del mercado o la Roter Turm (Torre Roja).