Creado por el Marqués de la Vega-Inclán, uno de los dirigentes turísticos pioneros en nuestro país, este museo es hoy uno de los más interesantes si visitas Madrid. Te contamos qué ver en el Museo del Romanticismo y cómo es la visita.
Mobiliario, cuadros, joyería, juguetes y juegos o vajillas y cristalería. Un completo recorrido por la vida cotidiana de la nobleza a lo largo del siglo XIX, dentro de la corriente literaria, cultural y artística de lo que conocemos como Romanticismo.
En la calle San Mateo número 13, a pocos metros del Museo de la Historia de Madrid, encontramos este espacio que abrió sus puertas en 1924, con obras de Benigno de la Vega-Inclán, responsable de la Comisaría Regia de Turismo.
Este organismo, vigente durante el reinado de Alfonso XIII, se instaló en este palacete del siglo XVIII y acogió una colección de obras del propio marqués, al que se unieron otras del Marqués de Cerralbo u otros que habían pertenecido a Larra o Zorrilla, escritores románticos, e incluso al poeta Juan Ramón Jiménez.
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Si os interesa el siglo XIX español, concretamente entre el 1833 y 1868, cómo era la vida de la nobleza y los intelectuales en el momento, os gustará esta recopilación de qué ver en el Museo del Romanticismo.
Unos 17.000 fondos en los que encontramos pintura, dibujo, estampa, mobiliario, fotografía, joyería o artes decorativas es lo que encontramos en esta casa museo ubicada en la capital de España.
Una completa exposición permanente, a la que se unen otras piezas del catálogo que se destacan como pieza del mes y que se pueden recorrer de forma virtual a través de su web oficial, en la sección Un paseo por el Museo.
El museo abre en horario continuo desde las 9:30 de la mañana, de martes a sábado, y los domingos y festivos solo por las mañanas. En verano prolonga el cierre hasta las 20:30 h, y en invierno se puede visitar hasta las 18:30 h.
El coste de la entrada general es de 3 euros, pero es gratuito los sábados por la tarde y algunos festivos, también para los menores de 18 años.
Si lo visitas en familia, es genial prepararlo con la yincana virtual de Guiaventuras o bien a través del juego de pistas «Los secretos del palacio» y los recortables, que se puede descargar para hacer la actividad previamente con los más pequeños de la casa.
La visita empieza por el zaguán, donde está la taquilla, el acceso a la cafetería del museo y nos dan la información pertinente.
En la primera planta vemos el vestíbulo, y vamos accediendo a diferentes estancias con pinturas, medallones o una colección de abanicos.
El gabinete de Larra, ubicado en la sala XVII, un billar o diferentes ingenios técnicos de la época, así como manuscritos o una cinta funeraria del entierro de Zorrilla, relojes de bolsillo o lentes en sus estuches.
En el salón de baile encontramos diferentes pinturas, como las de Isabel II y diferentes miembros de la realeza, un piano de cola de Ignace Pleyel & Cie, un arpa de 1840, o la sillería isabelina.
Cajas de música, utensilios de tocador, el elegante comedor con su vajilla, o una pequeña capilla, completan esta parte del recorrido que ver en el Museo del Romanticismo.
En otro de los espacios vemos también una muestra de cerámica de La Cartuja, Sargadelos o la Granja, fábricas, dos de ellas reales, creadas en los siglos XVIII-XIX.
La parte menuda de la realeza tiene aquí su espacio también a través de varias salas con carruajes en miniatura, diferentes juegos de naipes, juguetes o casas de muñecas.
Y es que la sala XIV, dedicada a los más pequeños de la época, estaba cerca de las habitaciones femeninas y contaba con elementos ya curiosos como rompecabezas, soldaditos de plomo o libritos en miniatura.
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