Un pueblo pesquero danés con niños: Dragør

Tanto si visitas Copenhague como si dispones de unas horas libres en el aeropuerto de Kastrup visitar el pueblecito pesquero de Dragør es siempre una opción interesante. Este enclave está a 12 kilómetros de la capital de Dinamarca, conserva un casco urbano con casas de gran antigüedad y un puerto pesquero pintoresco, además de unas vistas muy chulas hacia el puente de Øresund, que une Dinamarca con Suecia.

Casi pegado al aeropuerto de Copenhague, la localidad de Dragør nos llamó la atención como excursión cercana a la capital danesa. Se puede llegar fácilmente en coche, bici o transporte público. Su corazón es un núcleo antiguo de casas estilo tradicional danés, la mayoría pintadas de amarillo y con tejado rojo. Ver la estampa de este antiguo pueblo marinero reflejada sobre las aguas del puerto es realmente una experiencia.

Qué hacer en Dragør

En una isla artificial cercana al puerto de Dragør, y unida a tierra por una carretera, se encuentra Fort Dragør. Nos llamó muchísimo la atención esta construcción porque es bastante similar a muchas baterías de costa que hay por Galicia, como en A Bailadora o Punta Segaño, entre otros muchos ejemplos que podríamos poner.

El edificio de lo que fueron antiguas instalaciones militares está bajo tierra, es de principios de siglo y es de propiedad privada, hoy alberga un hotel. Si paseas por el terreno que lo rodea puedes ver antiguas plataformas de armas para la defensa costera. De hecho se construyó entre 1910 y 1914 para ayudar a la protección de Copenhague frente a bombardeos.

Por las partes más altas, sobre el búnker, se han aprovechado los diferentes rincones antes de uso militar como garitas, miradores o nidos de ametralladoras para ubicar muebles de jardín tipo reciclados, a base de palés o sillas de forja antigua. Las vistas son increíbles y supongo que el entorno debe tener bastante tirón en los meses de verano.

No dejes de dar un paseo por el puerto y otro por su casco histórico, a apenas un kilómetro de distancia del fuerte está una taberna que nos pareció bastante típica: el Dragor Bistro. Está en la calle Kongevejen y sirven un menú muy bueno a precio razonable. No falla, los restaurantes que aún sirven comida sobre manteles de cuadros tienen su punto auténtico.

Hay varios museos que puedes visitar sobre los que encontrarás más información en la web Visit Denmark. En cualquier caso lo verdaderamente indispensable si dispones de poco tiempo es callejear por las calles peatonales del pueblo, ver los coloridos barcos en los pantalanes y asomarte a escudriñar la costa Sueca, a unos 15 kilómetros en línea recta desde esta población.

Los peques se lo pasaron en grande correteando y descubriendo los rincones de Dragør. No encontramos en esta ocasión ningún parque infantil, seguro que lo hay, aunque lo cierto es que casi todas las casas tienen su pequeña parcelita de terreno privada o vecinal, así que zonas de juego no les faltan.