Hoy os proponemos una ruta en coche de norte a sur, desde el Parque Nacional Peneda-Gerês hasta su capital, Lisboa. En Portugal de norte a sur pasaremos por ciudades perfectas para una escapada tranquila y con mucho que descubrir. ¿Te vienes?
El país vecino es una de nuestras debilidades y nos lo hemos recorrido ya unas cuantas veces. Hay ciudades y rincones que te sorprenden una y otra vez, y sobre todo, el portugués es un pueblo eminentemente acogedor y profesional.
Uno de nuestros primeros descubrimientos en tierras portuguesas fue precisamente el Parque Nacional Peneda-Gerês. Esto fue hace más de una década y hemos vuelto y vuelto. ¿Por qué? Nos encantó la tranquilidad y hospitalidad de esta zona. Hay numerosos establecimientos de turismo rural en antiguas casas de labranza y todas tienen su historia, nosotros nos alojamos en la Quinta de Santo Antonio, en Monçao, que cuenta con miniapartamentos rurales y piscina y la experiencia fue fantástica.
Este enorme espacio natural no entiende de fronteras y tiene su lado gallego en O Xurés. Más de 700 km2 de naturaleza y otros 200 en tierras de Galicia, en el sur de Ourense. En la parte portuguesa te encantará el portal de acceso de Melgaço, Lamas de Mouro. Estás en las tierras del Alto Minho y entre montañas, valles y vacas rubias con esos característicos cuernos hacia arriba encontrarás rutas de senderismo, un centro de interpretación, camping, merendero y mucha historia si sigues la antigua calzada romana que unía Astorga con Braga.
Otro acceso que nos encantó en este parque natural es la Porta do Mezio, otra de las cinco puertas del Peneda-Gerês y quizá la más infantil. En este punto, en plena Serra do Soajo, los más pequeños pueden jugar en el ecoparque, visitar la Aldeia dos Pequeniños, bañarse en la piscina y aprender mucho sobre la naturaleza. Merendero, chiriguito y miradores para perder el sentido. Si quieres probar lo más tradicional de la gastronomía portuguesa puedes comer en Saber ao Boralho. Y por la zona no dejes de visitar el Castillo de Lindoso, con su museo y el curioso campo de hórreos que lo rodea.
Aunque cada una de estas ciudades merecería capítulo aparte te animamos a visitar las tres si hacer una ruta en coche de varios días. Paisajes de costa e interior de los que guardarás imágenes en la retina como los de esas fachadas azulejadas, los pináculos de las iglesias o el tapiz de colores de Oporto.
Viana, en el estuario del río Lima, es costa de pura playa, salvaje y no demasiado turístico salvando los días centrales del verano. La citania de Santa Lucía, es visita obligada por sus vistas panorámicas sobre el río y toda esa zona de costa. También el Jardim de Don Fernando, con zona infantil junto al río. La Praça da República y el casco antiguo de calles empedradas con fachadas estilo manuelino también son un paseo muy recomendado.
Braga, una ciudad que también sorprende por la rehabilitación que se ha ido haciendo del casco histórico. Es la tercera población más numerosa del país y nos encantaron sus avenidas llenas de flores, su pasado romano y su casco antiguo que cobra vida al atardecer. El santuario de BomJesús y el jardín de Santa Bárbara son rincones imprescindibles.
Y Oporto, ciudad con sabor portugués donde las haya. Una maraña de casas de colores mirando al río Duero. Calles adoquinadas, los tranvías y sus chirridos atravesando la ciudad y el paseo por la ribera, cruzando a la parte de Vilanova de Gaia por el Ponte de Luis I para ver la ciudad desde la Serra do Pilar. También el Museo do Carro Eléctrico, el elevador dos Guindais o la Librería Lello, pero sobre todo el sabor de su gastronomía en cualquier calleja o plaza cerca de la ribera del río.
Conduciendo hacia el sur por la autovía tenemos de paso el municipio de Ílhavo, con un buen número de recursos turísticos, empezando por la célebre zona de Aveiro con sus casitas de colores y el farol da Barra.
Ya os habíamos dejado bastante información de qué ver y hacer en la zona como probar el bacalao y conocer la historia de cómo se pescaba y elaboraba tradicionalmente, visitar el Museo Marítimo, o visitar la fascinante fábrica de Vista Alegre.
Otra parada imprescindible si viajamos hacia Lisboa desde el norte es la ciudad de Coimbra, cuyo casco histórico está declarado Patrimonio de la Humanidad.
Por si a estas alturas del viaje estáis faltos de ideas os dejamos por aquí algunas de nuestras 20 cosas que hacer en esta ciudad con niños o en familia, incluyendo un buen paseo por la ciudad alta y los edificios universitarios, catar su cerveza tradicional, visitar la judería o el Gabinete de Historia Natural, sus famosas repúblicas o casas de estudiantes, y cómo no, Portugal dos Pequenitos o sus cafés históricos.
El trayecto de Oporto a Lisboa puede alargarse bastante, algo más de 300 km, por lo que la mejor opción es hacerlo por autopista. En Portugal se han implantado hace algunos años un sistema de peajes electrónicos que no cuentan con casetas de pago, sino que detectan automáticamente el vehículo en los arcos de acceso. No llevar un sistema homologado de pago puede suponerte una sanción, pero los dispositivos de Telepeaje Portugal tipo Bip&Drive son compatibles para peajes en España, Francia y Portugal, cuestan 1,50 euros al mes, se puede acceder a descuentos y nos evitan las colas o en este caso la incomodidad de buscar un lugar donde adquirir los pases si quieres usar las autopistas portuguesas.
Una vez en Lisboa, es visita obligada un paseo por la Baixa y sus calles trazadas de manera lineal. Es la zona más comercial y encontrarás establecimientos desde lo más tradicional a la estética más vanguardista. El elevador de Santa Justa te da una buena perspectiva de la ciudad, con su armazón de hierro del siglo XIX sigue trasladando viajeros desde la ciudad más baja a la parte más alta y auténtica de Lisboa. No dejes de probar los pasteles de Belem, de receta ancestral, y dar un paseo por este barrio de rincones con mucha historia.
La villa de Cascais está solo a 25 km de Lisboa y ofrece un paisaje costero más turístico pero de gran belleza. El paseo marítimo y la playa, las terrazas junto al mar, o el núcleo urbano más comercial de calles peatonales llenas de tiendas y restaurantes, son una oferta de ocio interesante para una excursión por la zona.
