En el estuario del río Lima, cerca de la frontera norte de Portugal, está Viana do Castelo. La costa de aquí hacia el sur es una pura playa, salvaje y tranquila, un tesoro que guardan con celo nuestros vecinos peninsulares.
Viana tiene un casco histórico encantador. Como en todo Portugal enamoran sus edificios con fachada de azulejo y sus pequeñas tiendas. Al turista se le mima y da un trato de lo más profesional, especialmente en hostelería. Si hay algo que destacar para los golosos en Portugal son las pastelerías, las encontrarás en cada esquina y cada cual mejor.
En la Praça da República encontrarás algunas terrazas donde tomar algo, fachadas con balcones de colores, medievales, renacentistas o de estilo manuelino y el corazón de la vida social y cultural. La fuente central es del siglo XVI.
Con apenas nueve mil habitantes esta pequeña localidad un importante patrimonio de arquitectura religiosa y fiestas populares muy interesantes. En agosto las calles de llenan de alfombras florales y son recorridas por gigantes y cabezudos que bailan entre la multitud.
No te pierdas la Citania de Santa Lucía, las vistas desde el Monte, el Castillo de Santiago do Barra o la imponente basílica, coronando la cima, con vistas al estuario y la costa portuguesa. Se puede subir en funicular. También, si vas con peques, el Jardim de Dom Fernando, con cancha de basquet o el Da Marginal, con terrazas y una zona infantil junto al río.
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