En nuestras incursiones por uno y otro rincón de Galicia hemos ido encontrándonos frente a frente con la realidad del wolframio y su historia. Un mineral denominado también wolfram o tungsteno que fue estratégico durante buena parte del siglo XX para la industria armamentística.
Galicia es una de las zonas de Europa donde pudo encontrarse y su demanda impulsó una importante industria que hizo crecer e enriquecerse a determinadas áreas de nuestra localidad. Hoy nos vamos por algún rincón de Pontevedra pero también seguimos su rastro por la Costa da Morte para inspiraros sobre wolframio en Galicia.
En nuestra comunidad se obtenía el 70 por ciento del wolframio de España, lo que hizo que el noroeste peninsular pasara a ser un rincón estratégico para Alemania, que había apoyado al régimen de Franco durante la guerra civil y quiso cobrarse así el favor. Hay varios lugares de Galicia donde el nombre de este mineral sonaba alguna que otra generación atrás. Minas a cielo abierto, antiguos poblados reconstruidos e incluso rincones de costa muy resguardados que sirvieron para cargar discretamente toneladas y toneladas de wolframio.
Con el ánimo de aprender algo de una historia que no aparece en los libros, y enseñar a los peques alguna que otra localización que tiempo atrás tuvo su papel en la Segunda Guerra Mundial, nos vamos de ruta por varios lugares de costa e interior gallegos. Para ello recorreremos unos 122 km desde el corazón de Galicia hasta una bellísima playa en la Costa da Morte.
Las antiguas minas de Fontao eran solo una de las localizaciones donde se popularizó este mineral y se extrajo para exportarlo a Europa. San Finx en Lousame, Varilongo en Santa Comba, Vilanova en Ourense, Ribadavia o Carballeda en Valdeorras, pero también este rincón del concello de Vila de Cruces, en Pontevedra. Desde mediados del siglo XIX y hasta el año 1974 hubo actividad minera en la zona, una burbuja que parecía no tener final dando trabajo a muchos gallegos y creando riqueza en el entorno.
Hoy el poblado rehabilitado de Fontao duerme en su pasado, sigue habitado pero su Museo de la Minería, cerrado salvo para visitas en grupo en determinados momentos, o sus zonas comunes recuerdan un pasado algo más bullicioso. Caminar por sus calles, acercarse a la iglesia, jugar en el parque infantil o las zonas de merendero, es una visita recomendada si os interesa conocer la historia del wolframio en Galicia con niños.
El monte del lago tropicalTras atravesar la capital de Galicia (si queremos podemos alargar la ruta desplazándonos a Lousame, en la península do Barbanza) nos acercamos a una de las cimas de la Costa da Morte. El Concello de Carballo ha visto cómo son numerosos los curiosos o vecinos de la zona que se acercan al Monte Neme. Una enorme mole rocosa desde la que se divisa el arenal de Razo-Baldaio, una zona de litoral protegida por su valor natural.
Es fácil subir hasta la antigua mina abandonada a cielo abierto y caminar por alguna de sus sendas, eso sí, con precaución de que no te atropellen los ciclistas que hacen rutas de montaña por la zona y tienen el entorno como circuito particular. Hay varios puntos de interés desde los que podemos ver y fotografíar sus dos lagos de tonalidad tropical que en realidad son balsas contaminadas.
El embarcadero escondidoPero para sacar este mineral de nuestras costas, cuando España se mantuvo neutral en las guerras mundiales, se buscó un emplazamiento discreto junto a la salvaje playa de Balarés. Por aquí pasaban toneladas de azufre, titanio y wolframio, que se embarcaban gracias a un enorme dique construido junto al arenal.
Si dais un paseo por el entorno, la mayoría de los días del año está bastante solitario, podéis recorrer el área recreativa de la playa, el moderno chiringuito ubicado en el dique y que abre en temporada, la zona de monte y el espigón hasta el final.
En una visita reciente por Casaio (Carballeda de Valdeorras) nos fijamos en las señales de las rutas de San Xil, a 7 km, y el Teixadal, a unos 12. Pero sobre todo por su entorno, el de las antiguas minas de wolframio de Valborraz y su apasionante historia.
Lo cierto es que en esta ocasión no nos planteamos realizar la ruta por ir con niños, la amenaza del frío y la lluvia, y la falta de conocimiento de la misma. Pero nos quedamos con ganas de volver para seguirla y sobre todo llegar a lugares absolutamente mágicos como este teixadal de Casaio, un bosque de unos 400 tejos que se considera único en Europa.
Si os apetece tener más información sobre el tema está muy bien este video de Cholo Fernández, guía de OTrisquel, que refleja una ruta al lugar desde el entorno de Pena Trevinca, a unos 10 km de Casaio.
+ Si os apetece profundizar en el tema del wolframio en Galicia no dejéis de ver la película de Simón Casal, «Lobos sucios» ambientada en Ribadavia, y que recoge la historia de las hermanas Touza en los años 40.
+ La historia del wolframio en Galicia en Vilanova, Ourense, os la cuenta muy bien y acompañada de buenísimas fotografías Millán das Airas en su blog
+ Esta es solo una de las rutas que podemos hacer, pero el wolframio gallego tuvo más protagonistas y localizaciones. Si quieres puedes escribirnos y contarnos otros lugares que conozcas para rastrear este tema.
