Los niños de los ochenta y principios de los noventa no viajábamos como ahora. El plan como mucho era cruzar España en coche sin aire acondicionado ni dvd para palpar la playa en Torremolinos, visitar el zoo de Madrid o Barcelona o ser de los primeros privilegiados que pusieron los pies en Isla Mágica o Disneyland París. En el fondo, los parques temáticos y museos interactivos que ya existían no eran tan diferentes de lo que conocemos ahora.
Hoy nos hemos puesto nostálgicos y queremos pasar revista a aquellas escasas y primitivas opciones de ocio específicamente pensadas para niños que ahora vemos como normales, pero entonces eran un privilegio que no estaba al alcance de todos, porque fundamentalmente estaban en las grandes ciudades y porque las familias eran más numerosas y porque el tiempo de juegos se entendía de otro modo. Pero sin duda es bonito poder enseñar a tus hijos aquellos museos que tanto te sorprendieron y ahora son los decanos del ocio infantil español.