Los monasterios son todos bonitos pero si no están muy restaurados tienen un encanto especial. Ya hemos planteado algunas otras escapadas a las Fragas do Eume, pero hoy nos centramos en Monfero, también dentro de este parque natural pero por diferente acceso al portal de Caaveiro.
Para los niños tiene un punto misterioso conocer un antiguo monasterio, hoy deshabitado. Desde Pontedeume está bien señalizada la carretera de Monfero. A diez kilómetros, al llegar al stop, hay que tomar a la izquierda y recorrer unos 6 kilómetros más. Tiene dos accesos ambos bien señalizados.
Originariamente del siglo XII, la iglesia es románica con una bóveda increíble labrada con casetones en la propia piedra, y tiene una fachada inédita en Galicia a base de planchas de pizarra haciendo ajedrezado con bloques de granito, de estilo barroco. Conserva una torre, ya que la otra fue derribada por un rayo. Siempre que lo he visitado estaba muy poco concurrido, es un lugar muy tranquilo y que se puede recorrer libremente y gratis. Tenéis más información sobre horarios en la web de Eumeturismo
Es una buena excusa para explicar a los peques qué es un monasterio y qué importancia tuvieron en la antigüedad. Éste en concreto constituye uno de los mejores ejemplos de la vida monacal en Galicia.
Fue fundado por los monjes beneditinos en el año 1135 para después pasar a la Orden del Císter bajo la jurisdicción de los Monjes de Sobrado. Actualmente hay partes que están cerradas por obras y no se puede acceder, pero suele estar abierta la iglesia en ella hay un punto informativo.
A los peques les impresionaron especialmente las tumbas del altar mayor y del crucero, ya que tienen esculpidos los cuerpos de varios Andrade ataviados con ropa de soldado medieval, con su espada y su escudo. También las figuras del retablo que se conservan bastante deterioradas en el coro de la iglesia. Se puede visitar la chirola y, en el lateral, un muro original de la iglesia románica.
Junto al templo pueden verse los tres claustros, dos renacentistas y uno barroco. La humedad y el verdín de la piedra le dan un encanto especial. Llaman bastante la atención los ventanales ovalados, es un claustro más cerrado de los que se suelen ver, y dependiendo de la hora del sol es un auténtico espectáculo apto incluso para practicar sombras chinescas.
La exploración de este «castillo» continúa por la cocina, con una enorme lareira, una mesa de piedra en el medio, un fregadero de granito y con pequeñas ventanas como el resto del monasterio que le aportan un aire bastante siniestro. También se pueden recorrer varias estancias más como el refectorio, todas ellas en la planta de abajo pues la de arriba está en restauración y carece de suelo en la gran parte de su superficie.
Para terminar la visita en los alrededores hay un pequeño cementerio y campo de sobra para echar unas carreras o darle unas patadas al balón.
Habíamos leído sobre el restaurante Casa Juan, muy cerquita del monasterio, así que lo probamos. El cocido está bueno, el comedor es muy acogedor pero pequeño, así que siempre es mejor reservar sobre todo en época de carnavales.
La verdad es que en la zona no faltan sitios para comer en familia pues Pontedeume tiene un bar por cada 83 habitantes, mi favorito es el Zas, que es más pequeño todavía pero tiene mucho encanto. También nos gusta la pizzería Más Rico que tiene zona infantil. O la Cantina del Río Covés, un restaurante en la carretera de acceso al Portal de Caaveiro.
En la misma carretera de Monfero a Puentedeume hay varios campos de fútbol, uno de ellos en Aldea Cabría Nova, con unos columpios al lado y una fuente para beber. Y por supuesto, en Puentedeume hay varios parques preciosos y con un montón de cosas para los niños, justo al lado del torreón, por ejemplo, o cruzando a Cabañas hay uno muy grande con circuito de bicicross incluido y con campo de fútbol.
Otra cosa que encontrarás en Monfero es un parque multiaventura con obstáculos, tirolina y casitas para trepar. Es un recinto privado y hay que reservar alguna de sus actividades.