El Golfo Ártabro esconde desde la antigüedad vestigios históricos de antiguas guerras, amenazas, fortificaciones y patrimonio artístico pero también industrial y militar. Un compendio muy interesante para un recorrido turístico, especialmente en su parte norte. Por eso nos decidimos a compartir esta ruta por los paisajes defensivos de Ferrolterra, con mapa y paradas recomendadas.
Hace décadas que solo unos pocos locos nos adentrábamos por los antiguos pasadizos militares, recorriamos restos de fortines y cuarteles, o indagábamos en la historia de este lugar. De hecho por aquí os hemos ido contando muchas de estas rutas con niños, castillos, miradores, faros o rutas de senderismo.
Ahora ponemos el foco en una ruta turística cada vez más frecuentada y que se está poniendo en valor por los paisajes defensivos de Ferrolterra y las Rías Altas. Además de preservar este patrimonio, testigo de la sucesión de conflictos bélicos en nuestras costas, el objetivo es darlo a conocer, y en esta estrategia sale a colación su candidatura a Patrimonio Mundial de la UNESCO bajo el título de «Ferrol Porto da Ilustración».
El siglo XVI nos trae la continuidad del descubrimiento y conquista del nuevo continente americano, al tiempo que es la época de las grandes expediciones marítimas de las diferentes potencias europeas. Portugueses, ingleses, franceses y holandeses surcaban el atlántico y se producían saqueos y ataques de forma constante en nuestros puertos.
Las rías gallegas son escenario de diferentes escaramuzas, como las de Sir Francis Drake a finales del siglo XVI, que atacó diferentes puntos como la ciudad de A Coruña, Vigo o Baiona. En diferentes puntos de nuestras costas se han ido encontrando pecios testimonio de estas antiguas batallas, como el galeón San Giacomo de Galizia, considerado el mejor conservado del mundo. El barco pertenecía a la armada de Felipe II y se hundió en la ría de Ribadeo en 1597.
Lo cierto es que a partir del siglo XVI y hasta bien entrado el siglo XX, diferentes puntos estratégicos a lo largo de nuestras costas se fueron fortificando, para hacer frente a estos ataques y saqueos, y equipando para ayudar a repeler estas incursiones.
Uno de los puntos estratégicos, por ser un puerto natural casi inexpugnable, fue la ría de Ferrol, que junto con A Coruña fue analizado en tiempos de Felipe II por ingenieros y arquitectos de la época como Spanochi, Palearo o Rojas. Se trataba de aprovechar estas condiciones naturales para hacer impenetrable este refugio atlántico.
Posteriormente y ya en época de Carlos III, se impulsó la construcción del Arsenal de Ferrol, fortificándose la ciudad desde Recimil hasta Canido, y atendiendo a otros puntos estratégicos de la costa como San Felipe o La Palma (Mugardos), Cabo Prioriño y Punta Segaño, además de otros puntos como Redes, en la ría de Ares o el castillo de la Concepción en Cedeira.
Tras la I Guerra Mundial, se dota de equipamiento a diferentes puntos de costa como las baterías y proyectores para prevenir posibles ataques por mar. Lo cierto es que muchos de estos puntos, artillados con cañones Vickers con capacidad de disparo hasta de 35 km, no llegaron nunca a ser empleados en combate, únicamente para maniobras.
Ya hacia finales del siglo XX, estos puntos de defensa costeros fueron quedando abandonados, salvo aquellos que mantienen su uso militar o turístico, como los Castillos de San Felipe o La Palma, el Monasterio de Montefaro, el Arsenal de Ferrol o los astilleros.
En la ciudad de Ferrol, testimonio de la remodelación del siglo XVIII, nos quedaron diferentes testimonios del Racionalismo constructivo de la época, como el Barrio de A Magdalena, la Sala de Armas, el Museo Naval, Capitanía, los Reales Astilleros de Esteiro (hoy Navantia) o el Cuartel de Dolores.
No solo este puerto ilustrado sino todos aquellos puntos de defensa costera establecidos desde los inicios de la Edad Moderna forman parte de una serie de rutas señalizadas que se están estudiando, documentando, y difundiendo a través de diferentes acciones de comunicación turística.
Con el nombre de «Cidade de Ferrol. Porto da Ilustración» se ha puesto en marcha ya toda la maquinaria para esta candidatura gallega a Patrimonio de la Humanidad, una figura de la UNESCO de la que ya gozan en Galicia la Torre de Hércules, la catedral y casco histórico de Santiago, la Muralla de Lugo, o los tres Caminos de Santiago: francés, primitivo y norte.
Gracias a la participación en una iniciativa de Turismo Ferrolterra y la Deputación de A Coruña tuvimos la oportunidad de recorrer algunos de estos puntos en una ruta guiada y completar así la información para contárosla en el blog. De este modo, podemos ir viendo punto a punto muchos de estos recursos turísticos que son los paisajes defensivos de Ferrolterra.
Para empezar a empaparnos del tema, y también si hemos hecho base en la ciudad para nuestra visita, nos conviene empezar nuestro recorrido conociendo la historia y elementos de interés del Arsenal de Ferrol.
Fue construido en el siglo XVIII y es un buen ejemplo del diseño ilustrado de la época. Además propició la aparición en la ciudad de una serie de infraestructuras todas con este esquema racionalista.
El objetivo era fortificar la ciudad frente a posibles ataques exteriores, y dotar de una base segura a nuestra flota. Con valor histórico y turístico, encontramos diferentes elementos construidos a lo largo de los años en el arsenal militar y civil de Ferrol. Vemos diferentes puntos de interés en esta zona como los siguientes:
Ubicado sobre el muelle de Curuxeiras, un rincón bonito y muy frecuentado de la ciudad. Aquí se ubican las fotogénicas letras de la ciudad de Ferrol, donde muchos se hacen la foto en su visita a la zona.
Conserva restos de la muralla del siglo XVIII, y desde él se puede ver el que se considera kilómetro 0 del Camiño Inglés a Compostela, este puerto.
Se accede por el lateral del cuartel de Dolores y es el único recuerdo que nos queda de los accesos al mar del antiguo recinto amurallado.
Cuenta con una rampa para las embarcaciones, escaleras y garitas de vigilancia. Está datado, como el resto de estas estructuras defensivas, en la Edad Moderna.
Parte que queda de aquella fortificación de la ciudad, desde Recimil hasta Canido. Se conserva un tramo con vistas a la zona de A Malata.
Se accede por la rúa Navegantes, donde hay un juego de petanca y una zona de juegos para los más pequeños, y cuenta con paneles con una reseña histórica.
Quizá uno de los paisajes defensivos de Ferrolterra más destacados y conocidos es el entorno del Castillo de San Felipe, visitable ya desde hace bastantes años y escenario de visitas guiadas y teatralizadas en distintos momentos del año.
Se puede llegar en coche y seguir caminando por una senda peatonal que transcurre casi hasta el Puerto Exterior de Ferrol. De este modo podemos ver también las antiguas baterías de San Carlos, a 1,7 km del Castillo, y la de San Cristóbal, 1 km más adelante.
Junto al faro de Cabo Prioriño están los restos de la batería de Prioriño Chico y la de Viñas, musealizada y rehabilitada. Es un recorrido que también merece la pena, justo a la entrada de la ría de Ferrol.
Si nos acercamos a Cabo Prior, a una media hora en coche de Ferrol, encontramos otro entorno de gran belleza paisajística, mirando a las playas de Santa Comba y Ponzós por un lado, y por otro hacia la ciudad de A Coruña y su faro de la Torre de Hércules.
Hay que caminar unos minutos hasta los búnkeres, que esconden posiciones de cañones hoy desartilladas y túneles para acceder a los acantilados en caso de ataque y poder hacerle frente.
Un faro moderno ubicado en Meirás, Valdoviño, también en un entorno de acantilado atlántico, y a un paso de la laguna y una de las playas bandera de la comarca.
Se conservan varios túneles de uso militar que, bajo el faro, servían de acceso para la vigilancia de estas costas o para iluminar el perímetro en caso de incursiones por mar.
Siguiendo en la ría de Ferrol pero en la orilla opuesta a San Felipe, ya en el concello de Mugardos, encontramos el Castillo de la Palma. También aquí existía una fortificación desde el siglo XVI, reformada posteriormente hasta el siglo XVIII y en el XX.
Su posición hacía casi inexpugnable la ría de Ferrol, puesto que además servía de cierre, junto con San Felipe, con un sistema de cadenas, al paso de buques enemigos.
Se puede visitar contactando con la oficina de turismo de Mugardos, y cuenta con la anécdota en su historia reciente de haber acogido al coronel Tejero ya en su etapa de prisión militar.
De este punto a la boca de la ría, podemos caminar o acercarnos por sendas de tierra a las baterías de A Bailadora, en lo alto de Montefaro y cerca del Monasterio de Santa Catalina, que también tuvo uso militar, y a Punta Segaño. El primero es un mirador excelente sobre la ría de Ferrol.
Estos dos lugares están ya en el concello de Ares y se deben visitar con precaución, por los fosos existentes en los que se instalan diferentes dependencias. En el caso de Punta Segaño también hay túneles, y no se deben ver sin guía ya que existen pozos cubiertos por la maleza que pueden suponer un peligro.
Otro punto de interés, sobre todo si os acercáis al entorno de este pueblo marinero que ha sido escenario de varios rodajes cinematográficos. Casas marineras e indianas, un casco histórico lleno de secretos y casas con patios traseros y acceso directo a la ría, además de la preciosa playa.
Si transitamos por su calle nueva hacia la boca de la ría, una senda nos llevará hasta los restos del recinto abaluartado que está musealizado con paneles informativos, y también tuvo su relevancia en esta ruta de los paisajes defensivos de Ferrolterra.
En Cedeira, en el extremo más exterior de la ría, encontramos también un punto que fue fortificado para proteger una posible incursión por esta zona de las Rías Altas. Este enclave era puerto ballenero y en el siglo XVIII y XIX sufrió ataques de corsarios ingleses y franceses.
El Castillo de la Concepción surge en este contexto defensivo, y es una construcción del siglo XVIII que se puede visitar hoy como centro de interpretación, y está musealizado con equipamiento y paneles.
Los búnkeres del Monte San Pedro
El parque forestal de Monticaño