En algún lugar en la ruta entre Alicante, Albacete y Madrid están los molinos de viento del denominado Balcón de La Mancha. Y es que al parecer en esta localidad de la provincia de Cuenca llamada Mota del Cuervo está ese punto de arranque de uno de los exponentes de la literatura española: El Quijote. Hay algunos expertos que así lo defienden, indicando que ese lugar del que Cervantes no quiso acordarse era precisamente esta población.
Y es que lo que más llama la atención cuando nos acercamos a Mota del Cuervo son esos siete flamantes molinos de viento en lo alto de una loma. Seis a un lado de la carretera de Belmonte y otro a la izquierda, según subimos. Si te animas a visitar este lugar con peques puedes aparcar en las inmediaciones de los mismos, en una zona habilitada como parking, o bien subir andando desde el casco urbano de Mota del Cuervo, pues está a solo unos metros y hay un acceso por escaleras más directo que la carretera.
Además de las vistas panorámicas que hay desde lo alto, de hecho se llama Balcón de la Mancha porque desde este mirador se divisan numerosas poblaciones del entorno, puedes visitar dos de los molinos. Uno alberga la oficina de turismo y es el único que tiene dentro la maquinaria del molino, se denomina El Gigante y fue reconstruido en 1967. El acceso tiene un pequeño coste para el mantenimiento de las instalaciones, los menores de 8 años no pagan, y además de la explicación muy didáctica que te da el personal del molino los peques pueden probar a pasar harina por el cedazo, ver la enorme rueda dentada del interior y otros objetos en una pequeña muestra etnográfica que hay en las dos plantas superiores.
El otro molino que se puede visitar es «El Piqueras», fue el primero en reconstruirse, se inauguró en el año 62 y está dedicado a Joaquín Piqueras Mujeriego, fundador de la Asociación de Amigos de los Molinos. Precisamente un pariente suyo, González Mujeriego, es quien está divulgando, en congresos y encuentros sobre El Quijote, la teoría de que la Mota del Cuervo es el «lugar de La Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme» que escribió Cervantes como inicio de su novela. Se apoya para ello en documentación que indica que Cervantes no tenía buena relación con el alcaide de este lugar a causa de algunas disputas familiares.
En la oficina de turismo nos indicaron que estos molinos giran su estructura manualmente para buscar un mejor aprovechamiento del viento, gracias a una larga guía de madera que hay en uno de sus lados, el palo de gobierno. Cada sábado, para conservar la importante enseñanza etnográfica de estos molinos, se visten sus aspas y se pone en funcionamiento para quienes lo quieran ver cumpliendo una misión que tuvieron un número no determinado de estas construcciones industriales a lo largo de los años. Tienes más información y muy detallada sobre los molinos y otros puntos de interés del municipio en la web del Ayuntamiento de Mota del Cuervo.
En la subida a los molinos de viento, por la carretera de Belmonte, puedes ver el Pozo de la Nieve, una construcción de la que no se sabe fecha pero que está documentado en el catastro del Marqués de la Ensenada, en el siglo XVIII. Servía para almacenar nieve durante el invierno y usarla para conservación de alimentos, enfríar patios o bodegas e incluso curar enfermedades. Así puedes leerlo en el panel allí instalado y junto al que también hay un pequeño aparcamiento.
Muy cerca está el restaurante El Chuletero, donde por casualidad paramos a comer, y que nos gustó mucho. Si buscas alojamiento también podemos recomendar el Hostal Rural Plaza, un lugar con mucha historia y del que es principal embajadora Patricia, también blogger y la persona que nos habló de este maravilloso lugar que es Mota del Cuervo.
Hay episodios célebres de El Quijote que puedes contar a los peques aprovechando la visita a este lugar. Uno de ellos es la lucha titánica del viejo Quijote contra los molinos de viento, creyendo que eran gigantes. Otro de ellos sería aquél en el que el ingenioso hidalgo se arma caballero para iniciar sus andanzas. Hay investigadores que creen que este lugar estaba cerca de la Ermita de Manjavacas, y en pleno complejo lagunar que hoy es zona de especial protección de aves y entorno protegido.
Si visitas este lugar, a 7 km de Mota del Cuervo, y bien señalizado saliendo de la localidad por la carretera de Pedro Muñoz, podrás descubrir unas cuantas cosas interesantes. En primer lugar la propia ermita del siglo XVII pero con una tradición documentada muy anterior. La población de la zona abandonó el entorno por cuestiones de salubridad, pero la «Traída y Llevada» de la Virgen desde este santuario hasta Mota del Cuervo está declarada Fiesta de Interés Turístico desde 1977.
Si lo visitas en navidad no dejes de ver el impresionante belén con figuras en movimiento, e incluso sus tradicionales molinos, que se instala en el edificio que hay junto a la Ermita. Cuando nosotros lo vimos, en vísperas de Nochebuena, había un amplio grupo de personas cantando villancicos junto al belén y una amplia representación popular. Además la zona cuenta con varias zonas de merendero y parque infantil, alguna de ellas bajo la arboleda, aseos, y hasta una altísima caseta de observación de aves. Más info.