En plena ría de Ferrol fueron descubiertos unos baños romanos pertenecientes a una antigua villa. Se trata de los baños romanos de Caldoval, en San Vicente de Mehá. Estaban ubicados al nivel del mar, sufriendo el efecto de las mareas, y dejando testimonio de la ocupación romana de estas tierras y la importante navegación y comercio marítimo de la época en el Golfo Ártabro.
Piedra a piedra, han sido trasladados a un nuevo emplazamiento, un centro de interpretación abierto hace apenas unos días y que ya ha recibido más de 700 visitas. Nos ha encantado recorrerlo y contar la experiencia con niños que nos recordó a otros museos romanos de los que hemos hablado aquí como las termas de Castro Valdés en Gijón o la villa Romana de la Olmeda.
A través de la información difundida por Isidoro Valerio en las redes sociales de Voces de Ferrol tomamos conciencia de este interesante museo y nos decididos a conocerlo. No fuimos los únicos porque la verdad es que mucha gente de la zona está acudiendo a visitarlo en estos primeros días de funcionamiento.
El centro cuenta con la posibilidad de visitas guiadas o libres. En la entrada, junto al aparcamiento, pueden darte información de lo que vas a ver en este espacio. Estará abierto hasta octubre todos los días, en horario de mañana y tarde, y a partir de entonces solo los viernes, sábados y domingos. La visita es gratuita.
De entrada el edificio ya sorprende, firmado por el arquitecto Alfonso Penela. A ras de tierra, solo verás árboles. Pero hay un pequeño camino iluminado que se mete en las entrañas de la tierra y nos lleva al nivel del mar, más o menos a la altura a la que se encontró esta villa. Unas cuantas toneladas de hormigón después, siempre siguiendo la rampa en espiral, llegamos al hall interior del museo. Allí podemos ver unos paneles informativos sobre la ubicación primitiva de los baños y cómo era la villa que los incorporaba, para uso privado o comunitario, y con una capacidad para una veintena de personas.
Ánforas, sandalias, vasijas, y un montón de objetos recreados que sirven para meternos en ambiente del culto al cuerpo, las prácticas deportivas, la vida cotidiana y las costumbres higiénicas y cosméticas de nuestros antecesores unos dos mil años atrás. Lo bueno de este módulo es que se puede tocar, algo interesante cuando vas a un museo con niños. Además, nos han contado que en los últimos meses desde que lo visitamos han elaborado algunas pruebas para adaptar a los peques la visita, y también hay talleres infantiles y juveniles inspirados en este recurso turístico.
Después del hall, hay un recorrido circular en torno a las ruinas que incluyen gran parte del espacio termal de esta residencia, que quizá perteneció a algún comerciante rico o una persolidad importante de la época. Se trata del apodyterium, caldarium, tepidarium y un baño, alveus, de agua fría. En la parte exterior estarían la palestra y el pórtico.
Es interesante ver el sistema de calefacción para los baños a través de conductos de ventilación a base de construcciones de ladrillos. El fuego del horno o praefurnium calentaba el aire que a su vez caldeaba las diferentes estancias de los baños. Al final podemos ver un audiovisual de pocos minutos sobre la recreación de un viajero romano de la época y la acogida en los baños de la villa por parte de su anfitrión.
Este museo está en la localidad de Mugardos, justo enfrente de Ferrol. Puedes acceder desde la AP-9 dejándola en Fene, según vienes de Ferrol, o en Pontedeume, si vas desde A Coruña. En el primer caso puedes seguir luego la carretera de la costa por la DP-3504 hasta llegar a Mugardos, y en el segundo tomar en Cabanas el desvío de Ares – Redes por la AC-122, aprovechar un tramo de la VG-Ares Mugardos.
Una vez en la localidad, tomamos la carretera del cementerio desde la rúa O Cristo, y cuando veamos la iglesia de San Julián de Mugardos a lo lejos nos desviamos a la derecha y veremos enseguida el aparcamiento.
Esta localidad eminentemente marinera de la ría de Ferrol cuenta con muchas posibilidades de turismo y ocio de las que hemos ido hablando en nuestro post Mugardos con niños. Nos encanta recorrer su paseo marítimo, el casco antiguo para ver las casas tradicionales de piedra y balconadas de madera, probar su gastronomía y visitar lugares excepcionales como el Castillo de la Palma o el Mirador de la Bailadora.
Si quieres pasar un buen rato en plena naturaleza acércate al parque infantil del río Seco, a un kilómetro aproximadamente por la carretera del cementerio y luego tomando la pista de Aldea Roibeiras. En este espacio hay mesas de merendero, pero si no te animas a preparar comida o el día no se presta nosotros comimos genial en esta ocasión en Tapería Plaza, con menú infantil, tronas, y una carta sorprendente. Está cerca de la plaza de Abastos de San Telmo.