Llega febrero y empezamos a hablar de los mejores carnavales que tiene Galicia. Y es que 9 de ellos están reconocidos como Fiesta de Interés Turístico Nacional y otros muchos se están postulando en los últimos años para aumentar el catálogo, recuperando vestimentas, citas culturales y oferta gastronómica.
Acabamos de digerir las navidades y ya estamos inmersos en los Carnavales, o como decimos en Galicia «Entroido». Disfraces, fiestas y cocido, mucho cocido, es lo que tiene vivir en el noroeste peninsular. Como se avecina un puente y algo hay que hacer con los peques nos hemos propuesto recopilar para todos esos padres en apuros las nueve fiestas de Carnaval declaradas de Interés Turístico que hay en Galicia. Y, de camino, además de disfrazarnos, bailar y probar las delicias gastronómicas de la tierra, podemos conocer algún sitio nuevo y recorrerlo… con niños.
La mayoría de los programas de Carnaval incluyen festejos específicos para los más pequeños, así que hemos rastreado los programas en busca de las citas más relevantes para estos días. Esta celebración popular típica de febrero trae muchas propuestas de interés también para los niños que tengan ganas de disfrazarse.
Esta provincia es la que tiene mayor tradición por sus celebraciones de Entroido que tenemos en la comunidad. El más largo y espectacular es el de Xinzo de Limia. Cada año se divulga el completo programa de actividades de esta fiesta declarada de interés turístico nacional.
En esta localidad, además de en los meses en que tienen lugar estos festejos de carnaval que tiene Galicia, encontramos un museo donde ver durante todo el año los principales disfraces empleados en los diferentes entroidos de nuestra comunidad. Puedes leer aquí nuestro post sobre este Museo Galego do Entroido.
En Verín, una localidad al sur de la provincia, casi lindando con Portugal, se conserva un personaje con su máscara característica y con tradición desde el siglo XVI, el cigarrón.
Aquí también tendremos viernes de comadres con desfile infantil y jueves de compadres, muchos desfiles de capuchóns y mascaritas y diversas actividades específicas para el público infantil que tendrán lugar el lunes de Carnaval.
En Viana do Bolo el día estrella para los más pequeños será el lunes de carnaval, día dos nenos, con folión infantil -comparsas para espantar a los malos espíritus- juegos tradicionales, música y chocolatada.
El miércoles de ceniza encontramos además sardinas, vino y torrijas para despedir a Don Carnal.
En el concello de Laza durante estas fiestas habitan los peliqueiros, con sonoros disfraces que pueden pesar hasta 25 kilos, y que bajan repartiendo bica, una especie de bizcocho típico de la zona.
La parte más gamberra del carnaval gallego sale aquí con la Farrapada y la Baixada da Morena. Los niños celebran el sábado por la tarde la Fariñada dos Nenos.
En Manzaneda también se recogen rituales ancestrales. La mázcara es un personaje bailarín y lleno de magia y color. El día central es el martes, con Xantar Popular y desfiles, pero el programa de actividades es amplio y para todos los gustos.
En la localidad de Maceda el protagonista es el felo, un personaje de raíces medievales y origen humilde que se sublevaba frente al señor feudal. Estas caretas son similares a las que podemos ver en otros puntos de Galicia y las portan hombres solteros bajo sombreros que muestran la flora y fauna de la zona. El lunes es la fiesta infantil en la plaza de las Toldas y habrá cine para los más pequeños en el concello.
Y por último el de Vilariño de Conso, con los también tradicionales folións y boteiros. El folleto de actividades insta a la participación con el concurso de carrozas, el photocall y el concurso fotográfico. El fin de fiesta llega con otra celebración gastronómica centrada en el cabrito.
En estas dos provincias lo más destacado del carnaval se puede ver en el entorno de Santiago de Compostela, con el Entroido de Xenerais da Ulla. Una burla de la guerra de la que hay vestigios escritos desde 1870 y derivada de la invasión en la zona de las tropas napoleónicas.
Se celebra entre enero y marzo en numerosos municipios del sur de Santiago como Teo, Vila de Cruces, A Estrada, Touro, Silleda, o Vedra participan en los festejos. A ellos suele sumarse a nivel gastronómico en estos carnavales que tiene Galicia la fiesta de la filloa en Boqueixón.
Pontevedra tiene su epicentro del carnaval en la localidad de Cobres, donde se dan cita los personajes más elegantes. Las madamas, los galáns y la corrida do galo son lo más característico y las actividades se concentran en los días centrales del carnaval. La fiesta termina con queimada y fuegos artíficiales.
Si bien no gozan con la declaración de interés turístico, sí son considerados unos de los carnavales tradicionales más característicos de Galicia los que se celebran en diferentes puntos de la Ribeira Sacra.
Los pueblos de la ribera del Miño en el concello de Chantada, han recuperado también disfraces y costumbres populares como el de los peliqueiros y volantes de esta zona. Se denomina Entroido Ribeirao y suele celebrarse en diferentes parroquias del concello, como Santiago de Arriba.
Otro de los carnavales que tiene Galicia que suelen congregar a numerosos visitantes es el famoso Oso de Salcedo, en A Pobra do Brollón. Aquí este personaje ayudado por sus criados persiguen a la multitud para embadurnarles la cara con hollín.
En O Courel encontramos también pasarrúas (pasacalles) por lugares como Folgoso, Vilamor, Froxán, Baldomir o Santa Eufemia, caracterizados con atuendos típicos y con el impulso de asociaciones de la zona.
En estos días hemos podido ver en el Iberik Balneario de Augas Santas (Pantón) una buena muestra de los carnavales que tiene Galicia por toda la zona de la Ribeira Sacra. Se trata de una iniciativa de Segredos de Pantón, O Colado do Vento, Asociación de amigos do entroido ribeirao de Chantada, Asociación de veciños de Vilachá de Salvadur y la Asociación de veciños de Salcedo, además del propio balneario y la Oficina de Turismo de Pantón.
En los pasillos y salas del hotel encontramos hasta el mes de marzo trajes típicos de volantes, maragatos, farrampláns y vandebrancos, pero también otros elementos de valor como un molde para hacer caraútas con 100 años de antigüedad o un cinturón de campanillas también tradicional.