Cuenta la leyenda de este milenario lugar de A Barca (Muxía), con niños, una de tantas que podemos rastrear por Galicia, que el Apóstol Santiago se desanimó al no encontrar adeptos para sus prédicas en estas tierras. Se retiró a un rincón junto al mar, a meditar, en Muxía. Y fue entonces cuando una barca misteriosa se acercó y se le presentó una imagen de la Virgen. La embarcación era de piedra, y esta mensajera divina le dice a Santiago que regrese a Jerusalén, pues ya estaba cumplida su misión.
A lo largo de los siglos se ha creído que varias de las piedras que están por allí diseminadas, sobre las rocas que rodean al santuario, formaron parte de esta aparición. La Pedra de Abalar, era la barca, la Pedra dos Cadrís (Piedra de los Riñónes), era la vela y la Pedra dos Namorados, era el timón.
Cierto o no este lugar recibe visitantes devotos, turistas o curiosos, desde muy antiguo. También podemos ver muchos peregrinos que completan el Camino de Santiago acercándose a este mirador. El mar rompe con fuerza en esta Punta da Barca, extremo último de la localidad de Muxía y emblema de la misma, y la afluencia es constante.
La tradición habla de ritos de tradición celta preexistentes en el lugar, y la posterior cristianización desde el foco religioso y cultural ubicado en el monasterio de Moraime. El interior es ciertamente curioso por el número de exvotos y peticiones de todo tipo que alberga, especialmente las relacionadas con la vida en el mar y los naufragios tan habituales en esta costa.
El santuario en sí es barroco, de 1717. En 2013 fue destruido por un incendio a causa de un rayo. Las piedras del exterior acogen ritos diversos como pasar por debajo para curarse de las enfermedades de riñón, o subirse encima en el día de la romería para cumplir la tradición de «abalar» la piedra.
Para llegar a la punta de A Barca solo tenemos que atravesar el pueblo de Muxía. Nosotros entramos por la parte oeste, donde están los tradicionales secaderos de congrio y a donde dan muchas casas de tradición marinera y regresamos por la parte este, donde está el puerto.
Si te acercas caminando hacia la punta, lo primero que verás es la parroquia de Santa María, y un poco más arriba el Mirador do Corpiño. Se accede por unas toscas escaleras de piedra. Si sigues el camino llegas hasta el santuario de A Virxe da Barca, esta ruta es más chula para ir caminando que la de abajo por la carretera.
Toda la localidad de Muxía es un paseo maravilloso entre casas de piedra con balcones de madera o galerías y pequeñas plazas que buscan el abrigo del viento en días de temporal.
Los acantilados son aquí bajos y repletos de rocas y piedras de diferentes formas. En el entorno del santuario hay un aparcamiento y puestos de venta de suvenires y objetos religiosos.
Encontramos un pequeño parque infantil en la cara oeste, en la rúa Coido, justo al lado del mar. El paseo desde aquí hasta el Santuario es precioso si pasas por la iglesia parroquial, junto al cementerio. Nos encantó iniciar la subida por aquellas misteriosas escaleras hasta el Mirador do Corpiño. Y seguir el camino de piedra desde delante de la iglesia hasta el Mirador de Jesús Quintanar, ya cerca del Santuario.
El mar es aquí un puro espectáculo y merece la pena pararse un poco. Después, de vuelta al puerto, hay otro tramo de paseo con puestos de productos típicos y señalización turística. Por esta zona hay locales de hostelería donde puedes comer. A nosotros nos gustó mucho A de Loló, una taberna algo modernizada pero con buen producto, que también cuenta con hotel.
Otras excursiones similares que te hemos contado con niños son Cedeira y San Andrés de Teixido, O Cebreiro y su conjunto monumental y rincones como A Pedra Moura (Coirós).