Lo primero que le llama la atención a los niños cuando les dices que van a conocer León es que se imaginan a un león. Un animal algo agresivo, peludo y que de entrada no suscita muchas simpatías, salvo que hayan visto el Rey León. Pero lo que caracteriza universalmente al león es su fortaleza, por lo que un fin de semana en esta ciudad es una excusa para hablar de leones, castillos, fortaleza y todo lo que a un agobiado padre se le pueda ocurrir un viernes por la tarde.
León es una ciudad bien comunicada, llana, relativamente pequeña y cómoda para recorrer andando y con múltiples opciones que van desde un hotel céntrico a un apartamento en un barrio nuevo de la ciudad pero aceptable para un fin de semana. Nosotros optamos por un aparthotel, cuando vas con niños es muy cómodo tener donde calentar un biberón o dónde cenar sin salir con ellos a las tantas a buscar un restaurante.
Solemos reservar a través de Booking o Expedia, porque tiene unos precios muy competitivos, mucha oferta y puedes segmentar por habitaciones para niños, con cuna, sin ella, por tipo de hotel, y muchas más opciones. Además, en los comentarios, puedes también leer los que han dejado familias con niños, cosa que es de gran utilidad. El establecimiento elegido estaba en la zona de la Universidad.
El edificio de apartamentos está limpio y nuevo, los pasillos son amplios y es muy usado por estudiantes puesto que está junto al campus. Tiene buen precio, las habitaciones son amplias y son muy amables. También tiene algunas pegas, no tiene microondas y la cocina es un hornillo eléctrico. En cuanto a menaje, hay que alquilarlo aparte y pedir que te lo suban, lo que te obliga a ponerte a colocarlo todo en los armarios, y no hay cosas básicas como un estropajo o producto lavavajillas, por lo que para estar dos días tienes que comprarlo si vas a cocinar y manchar platos. Por lo demás, está en una zona agradable en la que hay cafeterías, varios supermercados y un enorme y bonito parque.
De esta zona al centro se llega en apenas diez minutos. La catedral es impresionante si os gusta el arte religioso. Con la entrada te dan una audioguía, también para los niños. Si les dices que es un cuento se lo ponen al oído y lo escuchan boquiabiertos porque es muy ameno y cuenta toda la historia y sus principales características. También es original, aunque menos accesible con carritos, San Isidoro de León. Puedes dejar las sillitas abajo pero la subida es por unas escaleras estrechas. Puedes visitar el tesoro, el claustro y la biblioteca.
A los niños les llamó la atención el Panteón, porque la pintura mural del techo es como un cuento, en el que pueden encontrar pastores, animales, ángeles y un montón de personajes. La basílica es muy bonita, sobre todo a la luz del día, y también la colegiata. Más información en la web del museo. Se puede comer de tapeo callejeando por la Plaza Mayor y su entorno. La comida es exquisita en El Nuevo Racimo de Oro, en la Plaza de San Martín, y también es agradable pasear junto al río. Lo único que no hay que olvidar es el gorro y la bufanda si se va en los meses de invierno.
En Escapalandia hemos ido hablando de muchos destinos de esta comunidad que guarda muchos tesoros y estupendas opciones de ocio familiar si vas con niños. Es el caso de:
