Hay rutas y visitas que te cautivan, y esta es una de ellas. No hace mucho visitamos Allariz y aprovechamos una mañana para acercarnos a Santa Mariña de Augas Santas, a solo 6 kilómetros del casco urbano. Esta aldea es conjunto histórico artístico y alberga algunos «tesoros» que merece la pena ver, si te gusta la historia y el arte.

Para llegar hay que salir de Allariz por la Nacional 525 y desviarse a la derecha siguiendo las indicaciones. El nombre de este lugar es el de una martir gallega, Santa Mariña, que fue decapitada en el siglo II después de Cristo por negarse a los deseos de un prefecto romano llamado Olibrio. La joven fue decapitada y quemada, y cuenta la tradición que donde su cabeza rebotó brotaron fuentes de agua milagrosa. No pudimos comprobar las propiedades curativas del agua, pero nos quedó claro que el agua mana por esta zona en diversos sitios y goza de gran tradición popular.

El templo de Indiana Jones

Dejando el coche en el pueblo, en las inmediaciones de la Iglesia, arranca una ruta que baja por una antigua calzada de grandes losas de piedra hasta un lugar donde se alza una basílica de origen templario. Nada nos podía gustar más, así que recorrimos los 600 metros por aquellos enormes e irregulares adoquines hasta el lugar, bajando una pendiente algo pronunciada que luego hay que subir de vuelta. La iglesia, del siglo XII, está inacabada, y es conjunto monumental desde 1955, pero lo más chulo sin lugar a dudas es la cripta.

La bajada es por cualquier de las dos puertas laterales y hay que hacerla casi a oscuras. Una vez abajo se acostumbra la vista, gracias a un pequeño ventanuco, y puedes ver un espacio con el suelo lleno de losas de piedra que posiblemente fueran lápidas. Hay también una piscina cuadrada que nos recordó la que habíamos visto en Santa Eulalia de Bóveda, probablemente vinculada a algún rito curativo o religioso. Todo allí es como en las películas de este famoso arqueólogo, donde parece que tocar cualquier piedra puede activar un mecanismo secreto.

Un sorprendente museo

Una de las mejores cosas que te pueden pasar en Galicia cuando viajas por tu cuenta a ver antiguas iglesias es que estén abiertas, cosa que sucede pocas veces. En este caso preparaban el templo para una celebración así que tuvimos la suerte de poder recorrerlo. Sorprende el altar bajo el que supuestamente descansan los restos de la santa, pero lo que realmente nos dejó embobados fue el museo de la sacristía.

Libros del siglo XIX con diversos registros de visitas y celebraciones litúrgicas. Tallas góticas y algún objeto de los primeros siglos de nuestra era. Un pequeño espacio lleno de vitrinas en el que han colaborado vecinos del pueblo, como en el caso de un leño del árbol de la mártir, hoy desaparecido y donde fue decapitada, que guardó celosamente una mujer de la parroquia.

La fuente y la tradición cestera

Hace casi una década que se fueron restaurando casas del entorno de la iglesia con el objetivo de recuperar algunas tradiciones, en concreto la artesanía que se puede ver en la escuela de cestería.Tras la iglesia verás la fuente y el lavadero, muy frecuentado por los vecinos. Junto al cementerio están también la casa de verano del obispo, un pazo del siglo XVIII y la capilla de Santo Tomé, donde está una de las fuentes vinculada al martirio de Sta. Mariña.

En las inmediaciones del castro de Armea, que se está excavando en la actualidad y está muy cerca de Santa Mariña, había una antigua calzada romana, la Vía XVIII del itinerario de Antonino. Los peregrinos usaban este camino en la edad media siguiendo la ruta de la plata.

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