Existe en Galicia una cueva llena de leyendas, murciélagos y musgo luminiscente. Un escenario de cuento que es un auténtico monumento natural, y que se debe preservar, por lo que solo puede verse en visita guiada. Hemos aprovechado la última visita del verano para conocer la Cova das Choias con niños.
Un recurso turístico del concello de Pobra do Brollón que es la estrella de las visitas del municipio. O una de ellas porque en este territorio al sur de la provincia de Lugo podemos visitar la excavación de Os Conventos, las Adegas de Vilachá o el proyecto de arqueología en comunidad del Castro de San Lourenzo.
La visita nos sirve además para adentrarnos en un bosque de abedules, castaños y robles en el entorno fascinante de los meandros del río Cabe. Antaño territorio minero, todos estos parajes están poblados de rutas, escenarios para la foto perfecta, cultura, etnografía y leyendas.
Lo primero que hay que saber es que este es un espacio protegido. En él habitan dos especies de murciélagos que requieren de mucha tranquilidad para su supervivencia, y también un musgo muy singular, que se ilumina sorprendentemente a tu paso, aunque las fotografías no hacen justicia a lo sorprendente que resulta.
Por todo ello es un hábitat que solo se puede visitar en grupos guiados y previa reserva. Además, estas rutas, gestionadas por el concello de Pobra do Brollón solo pueden hacerse en los meses de julio y agosto. Este año la demanda ha sido muy importante, viniendo personas de toda Galicia y también del propio concello a conocer esta cueva y sus secretos.
El nombre de la cueva, una cavidad natural en las laderas a orillas del río Cabe, procede de las aves que lo habitaban hace años. Las chovas piquirrojas, una especie de cuervos negros con el pico rojo y curvado.
La tradición popular asegura que en esta antigua mina, refugio de cazadores y aficionados a la espeleología, habitaban también algunos ejemplares blancos que no todo el mundo veía.
Booking.comPero entre las historias asociadas a este lugar está la de que en ella habitaba un ser monstruoso que se alimentaba de niños, Su guarida puede verse si visitáis la cueva, conviene no hacer mucho ruido por si acaso pero lo cierto es que afortunadamente no nos lo encontramos.
Se cree que la sabiduría popular protegía así a los más pequeños para evitar que se internaran en la misma para jugar y pudieran hacerse daño.
Aprovechando el último día de ruta guiada de este verano, nos acercamos al concello de Pobra do Brollón de donde parte la ruta. Tenéis más info en la web municipal. Desde este punto y guiados por Cris nos acercamos en coches particulares al inicio de la ruta, que dura en total en torno a una hora y media.
Una vez que aparcamos donde nos indican, iniciamos la explicación ante el panel de la cueva bajo antiguos castaños. Tras caminar unos 10-15 minutos, a la ida más cuesta arriba, nos situamos en la boca de la cueva. Aquí recibimos las últimas indicaciones, pues es un espacio restringido que hemos tenido el privilegio de visitar gracias a esta iniciativa municipal.
En el interior no podemos gritar, debemos entrar en silencio, y con precaución de no resbalar y no pisar el musgo pues es una variedad, Schistostega pennata, que está protegida. Su aspecto es sorprendente con los juegos de luz y sombras, pues tiene unos filamentos que reflejan una luz color verde esmeralda.
La senda es fácil para hacer con niños y las explicaciones de la guía son adaptadas para ellos, por lo que se puede hacer sin problema. Lo que sí, se requiere calzado adecuado y no es accesible a carritos. También podéis llevar agua y algo de abrigo, pues el día puede ser caluroso, y en el interior de la cueva hacer algo de frío.
De origen natural, esta caverna se usó también para la explotación de mineral de hierro, de hecho en la ruta podemos ver una ferrería cercana hoy de uso particular, la de Biduedo.
En sus paredes vemos una mezcla de colores ocre, negro y oxidado del hierro, y verde por el musgo luminiscente. Solo se visita una parte para no molestar a los murciélagos, también en riesgo de extinción.
Si os acercáis a la Cova das Choias fuera de la temporada de visitas (julio y agosto), podéis ver los paneles, hacer la ruta y llegar hasta la boca de la cueva, pero no acceder a su interior, como os decíamos más arriba.