Seguro que a fuerza de oír hablar de este rincón de costa de gran belleza en O Vicedo os ha entrado el gusanillo de acercaros a verlo. Algo similar nos ha pasado así que, como hacía tiempo que no pasábamos por la zona nos hemos decidido a hacer esta original ruta con niños. Eso sí, caminar está bien pero los fines de semana son para descansar y nosotros no podemos relajarnos sin nuestros peques, así que hoy os sugerimos una escapada a Fuciño do Porco en plan talaso.
«El rincón más desconocido de O Vicedo». Así denominaba Guillermo Esaín a este promontorio entre los acantilados de A Mariña Lucense a Punta Socastro, más célebre hoy como Fuciño do Porco. Esto era en una guía de El País Aguilar del 2003, hoy las cosas son diferentes y esta ruta está entre las más populares de Galicia. Los vecinos se lo toman con paciencia, y cuando bajas la ventanilla ya te indican, antes de que les preguntes nada. Sobre todo porque el Google Maps no os llevará bien.
Es importante que sepáis que de septiembre a junio se puede visitar libremente, pero en los últimos años se ha impuesto la reserva previa para la temporada de verano, que deberéis hacer en el siguiente enlace de la web municipal.
Esta península de bellísimas vistas está a poca distancia de Viveiro. Unos 8 kilómetros concretamente. Nosotros nos alojamos para esta escapada en el Thalasso Resort Las Sirenas, ubicado en Covas, a unos 5 kilómetros de esta ruta y una zona que cuenta con todos los servicios tanto en temporada vacacional como el resto del año.
La senda cuenta con un aparcamiento bastante amplio, a un lado de la carretera, con capacidad para unos 15 coches y un autobús. En momentos de mayor ocupación como fin de semana o veranos, los coches aparcan por la carretera y, recientemente, han habilitado otro parking unos metros más adelante.
Una vez que dejamos el coche veremos un camión de bebidas y helados, y una señal que indica 1,3 km hacia la ruta. Realmente nuestra medición es algo superior, de casi 2 km ida y otro tanto la vuelta. Con los peques nos llevó casi hora y media todo el trayecto, teniendo en cuenta que nos paramos a hacer fotos y que había bastante gente en el tramo final.
A partir del 1 de julio y durante el verano sólo se podrá acceder por tiempo limitado y con reserva previa en este enlace.
El camino forestal que arranca de la carretera y transcurre hasta los últimos 300 metros es llano y accesible, amplio. Incluso diríamos que apto para bicis, sillitas, etc, sin mayor problema que las piedras del camino. Cuenta con bancos, buenas zonas de sombra y alguna papelera.
Nosotros no encontramos ninguna indicación ni señal hasta la del aparcamiento, que no era oficial sino con la distancia escrita a mano, y el panel ubicado ya en los últimos 300 metros.
Hasta este punto que es donde arranca la bajada por el acantilado la ruta no supone ningún problema. Sin embargo a partir de aquí no la recomendaríamos para ir con niños muy pequeños. Hay algunos tramos con barandilla pero otros sin ella y junto a altísimos acantilados. Además, la inclinación de la zona que está pavimentada con cemento, de unos 50 centímetros de ancho, no más, es a veces hacia abajo o hacia un lado, y es fácil perder el equilibrio.
Los tramos con escaleras presentan el mismo problema, están inclinados hacia abajo, no se cabe bien y en momentos de mucha concurrencia es complicado cruzarse y dejar pasar. Puede además haber viento fuerte en la zona, afectando al equilibrio. Y el tramo último, que llega hasta un pequeño faro, acaba en precipicio, sin una barandilla ni más protección que los centímetros de cemento que rodean a esta baliza.
En nuestro trayecto nos cruzamos con padres con sillitas, gente con perros grandes, y grupos de mayores recorriendo la zona. Realmente, y aunque nuestros peques la hicieron bien porque ya tienen 6 y 8 años, no nos pareció una ruta para realizar tan alegremente. Si pensáis hacerla llevad calzado cómodo, mochilas y manos libres para poder agarraros en caso de caída, y una botella de agua, porque la subida es fuerte en algunos tramos.
Para llegar a la ruta de Fuciño do Porco puedes salir desde Covas por la N-642 en dirección a O Vicedo. A unos 1.200 metros encontrarás a la derecha un desvío que pone Playa de Abrela.
Nada más pasar la playa sigues por la carretera de la derecha y tomas en el siguiente desvío la carretera de la izquierda. A unos 300 m verás el aparcamiento y aquí empieza la ruta. Nosotros no encontramos ninguna señal hacia Fuciño do Porco por esta ruta.
La cercana parroquia de Covas, un núcleo urbano integrado en el de Viveiro, cuenta con una amplia playa en pleno centro, de un kilómetro y medio. Unas islas de roca denominadas Os Castelos, embellecen el entorno urbano, que en verano se llena de gente aunque en los meses de invierno cuenta con mucha vida y actividad comercial.
El Resort Las Sirenas es un complejo ubicado en Covas y que incluye un moderno hotel de cuatro estrellas, otro de tres estrellas y apartamentos de dos llaves. Los tres comparten servicios y espacio en el recinto que además incluye un centro de Talasoterapia, parque infantil, playa privada, canchas de tenis y pádel, chiringuito y hasta un minigolf.
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El Hotel Thalasso Cantábrico es de diseño moderno y funcional, con habitaciones familiares, muchas de ellas con vistas a la Ría de Viveiro y terraza, y también un buen restaurante con vistas panorámicas ubicado en la quinta planta. El spa admite el acceso a niños todo el día hasta las 18 horas, y cuenta con todo tipo de tratamientos entre los que se incluye el masaje infantil. También celebran cumpleaños utilizando las instalaciones del talaso o la piscina, u otros eventos infantiles con monitores.
En este rincón del que hablamos conviven los límites de ambos concellos por lo que hablaremos de cosas que podemos ver en el entorno en general, basándonos en la cercanía y no en los límites administrativos.
En Covas además de la playa encontrarás un paseo litoral desde la playa hasta la de Sacido, que tiene acceso justo debajo del hotel Las Sirenas. Entre esta playa y la de Abrela, más al norte y ya en O Vicedo, hay un montón de calitas que puedes recorrer y que son de gran belleza.
Uno de los puntos que más nos llamó la atención a un par de kilómetros de Covas es el Parque Etnográfico del Cargadero de A Insua. Cuevas, antiguas leyendas y pozos mineros que investigar y unas vistas increíbles sobre el Cantábrico. Antiguamente hubo aquí un cargadero de mineral de hierro, la estructura que permitía arrojarlo desde las carretillas a la bodega de los barcos está habilitada como mirador, así como las diferentes estructuras del entorno hoy convertidas en parque.
La playa de Abrela cuenta con aparcamiento, merendero y pasarelas de madera, aseos, etc. También hay un chiringuito que funciona en temporada. Justo enfrente está la punta do Faro y el mirador de Monte Faro. Muy cerca, a 4 km de Viveiro, la playa de Area, también de más de mil metros de longitud y bien dotada de servicios.
Un poco más hacia el interior de la ría, Celeiro, tiene un gran puerto pesquero y rincones que merece la pena rastrear. Hay varios restaurantes y bares por esta parroquia viveirense donde tomar buen pescado o cualquier especialidad gallega. A nosotros nos gustó uno que cuenta con amplia tradición como es el Rancho Chico.
De la ciudad de Viveiro ya hemos hablado en otras ocasiones y puedes consultar más info en este enlace, Un fin de semana en Viveiro, con niños. En general siempre nos encanta recorrer su casco antiguo medieval, atravesar la puerta de Carlos V o pasear viendo el antiguo trazado de su muralla. Toda esta zona vieja tiene buenos bares de tapeo y restaurantes, además de comercios tradicionales algunos de gran antigüedad.
En los alrededores podemos ver el convento de Valdeflores, del S. XIV y con su original leyenda religiosa, que conserva un lignum crucis y está declarada monumento histórico nacional.