El norte de España tiene playas de lo más salvaje, impresionantes acantilados, y bonitos pueblos entre las montañas. Buscando escapadas perfectas para esta época del año os proponemos seis rincones para saborear lo mejor de su naturaleza, gastronomía y conocer lugares con encanto. De las playas de Costa da Morte, en Galicia, a los bosques de Euskadi, ya en la frontera con Francia. ¿Qué tal un fin de semana por el norte más rural?
La Costa da Morte se disfruta también en invierno. Acantilados y zonas rocosas que fueron testigos de numerosos naufragios siglos atrás. La bravura del mar en esta costa nos dejará unos paseos preciosos por su litoral, entre las playas de Baldaio y Razo. En zona más urbana, encontraremos también rutas de senderismo como la de los Muiños de Pan, de un extremo a otro de Carballo, o la posibilidad de tapear por su centro peatonal.
En el corazón del parque histórico del Navia encontramos un concejo asturiano forjado en torno a la industria del aprovechamiento del agua y la ganadería. Sus construcciones y comercio se vieron a principios del siglo XX favorecidos por el retorno de la emigración, dejando casas de gran belleza. Boal es sobre todo un lugar tranquilo y con mucho sabor rural, algunas de nuestras mejores escapadas han sido precisamente allí, para conocer todo su entorno.
Del interior a la costa, otro rincón que cautiva en Asturias es precisamente Ribadesella. Casas modernistas, puerto pesquero tradicional y todo el encanto de una villa marinera cantábrica. Os recomendamos caminar por el Paseo de la Grúa, un kilómetro de brisa marina y murales de Mingote. Pero también comer en alguno de los restaurantes del centro histórico o comprar un producto típico en sus tiendas de ultramarinos o dulces.
Una buena parada en la autovía A8, Cabezón de la Sal, es un remanso de casonas montañesas con floridos balcones en la Comarca del Saja-Nansa. Gran enclave comercial, con fábricas tradicionales de chocolate, sidra, mantequilla o quesos. La pintoresca Plaza de los Caídos, los jardines del Conde San Diego, o el Parque Arqueológico Poblado Cántabro. Un paseo de lo más agradable y tranquilo para cargar pilas y comer casero cualquier fin de semana.
La cosmopolita y bulliciosa Bilbao tiene su contrapunto tranquilo en Barakaldo. Este municipio de pasado industrial pasó de ser una pequeña población a integrarse en el área metropolitana de una ciudad creciente y turística. Grandes centros comerciales o el Bilbao Exhibition Center, pero también el Jardín Botánico, el parque de las Esculturas o la Herriko Plaza, donde encontrarás buenos locales de gastronomía con lo mejor de la cocina vasca y mucha animación en la calle.
Y llegando a los pies de los Pirineos vemos la desembocadura del río Bidasoa y el municipio vasco de Irún, con mil posibilidades de rutas en plena naturaleza. El Bosque de Endara, la vía verde del Bidasoa, el parque ecológico de Plaiaundi o la cascada de Aitzondo, entre otras rutas que podemos encontrar bien señalizadas por la zona.