Escapada a la ciudad auténtica: Lisboa con niños

Hacía tiempo que queríamos hablar de Lisboa porque es una de las ciudades europeas más sorprendentes. La capital lusa es cosmopolita pero conserva la esencia de su tradición e historia en sus comercios, los adoquines o los azulejos de las fachadas. Una ciudad que brilla y sorprende. Hoy paseamos por Lisboa con niños. ¿Te vienes?

No es quizá la capital más cómoda para recorrer con carritos, al menos su centro histórico, por lo irregular de las calles empedradas y las cuestas, pero merece la pena el esfuerzo. Nosotros optamos por un apartamento por la comodidad de tener espacio para los niños y la posibilidad de calentar un biberón o potito, o cenar mientras ellos duermen. Pero en Lisboa hay magníficos hoteles familiares, porque en Portugal además si algo se cuida es al turista.

Un paseo por el barrio alto hasta el elevador de Santa Justa te regalará escenas de lo más típico. Bares tradicionales donde compartir un café con quienes ya inician su jornada de tarde, o comercios de telas y ferreterías como las que recuerdas de tu niñez, de esos que tienen de todo. El elevador, una bella estructura de hierro del siglo XIX, te mostrará vistas aéreas sobre el centro de Lisboa.

La Baixa, mucho más cómoda de caminar gracias a su reconstrucción, y con las calles trazadas con escuadra y cartabón. Con sus elegantes salones de café o té y pastelerías y sus edificios testimonio de una riquísima historia. O el tranquilo barrio de Belém, con su característica torre, y cuna de los riquísimos pasteles de yema tostada, con tradición de varios siglos.

Encontrarás varias plazas y parques con sombra donde pasar un rato con los peques, hay columpios en el Jardim de D. Luis I, y también cafés con terrazas para tomar algo. También el Jardim da Estrela, o la Praça de Sao Bento. Hay bastantes museos para ver en la ciudad como el Oceanàrio de Lisboa, el Museu Nacional dos Coches o los Jardines del Agua.

En los alrededores de Lisboa y si vas en verano encontrarás mucho ambiente en el pueblo de Cascais, con su playa, su puerto y el pueblecito lleno de locales de restauración y tiendas. Palmeras, muchas terrazas junto al mar y edificios históricos preciosos.

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