A cuarenta minutos de Monforte de Lemos o poco menos de una hora de Ourense está Castro Caldelas, un pueblo con mucho encanto, de 1.400 habitantes y con un casco antiguo coronado por una fortaleza desde la que hay una vista increíble de la Ribeira Sacra.
Un municipio ourensano de montaña separado por el río Sil de la provincia de Lugo. Su punto más elevado, a más de 1.200 metros de altitud y el más bajo a apenas 200 metros sobre el río. Muy cerca está el embarcadero de Doade, desde donde hay servicio de catamaranes turísticos en verano.
Una construcción medieval muy bien conservada y que es la enseña del municipio. Sobre una antigua aldea prerromana, después ocupada por los soldados romanos, se construyó la fortaleza documentada desde el siglo XIV. Afectado por las revueltas irmandiñas como tantos otros edificios similares y reconstruido en el siglo XVI. Fue propiedad de la Casa de Alba hasta el siglo XX, cuando lo ceden al ayuntamiento y se dota de un centro cultural, biblioteca y museo etnográfico.
Se puede visitar en horario de mañana y tarde, los niños no pagan y la entrada es asequible, en torno a 2 euros. Posee varias torres, una doble muralla, el aljibe, el horno, el patio de armas o la antigua entrada de carruajes. En la torre del reloj puedes ver el mecanismo de funcionamiento del mismo. En una zona anexa hay un pequeño museo etnográfico en el que puedes ver monedas, ruecas, telares, cerámicas y otros elementos hallados en la restauración.
La subida a la torre del homenaje es especialmente impresionante, con sus estrechas escaleras, y la vista desde lo alto alcanza kilómetros de valles y montañas junto al cañón del Sil. Las marcas de cantería, la concha del camino de Santiago o la característica tau templaria sobre el dintel de una de las puertas de acceso son cicatrices en la piedra que dan testimonio de su relevancia histórica. También los sucesivos escudos nobiliarios.
Alrededor del castillo las empedradas calles del pueblo son una auténtica delicia y un tranquilísimo paseo con nombres curiosos como Olvido o Desengaño. Hay varios restaurantes donde comer y pensiones u hoteles donde alojarse, a nosotros nos gustó mucho Caldelas Sacra, con menú casero y un bonito comedor.
En la plaza, junto a la iglesia, hay un parque infantil con columpios, tobogán, balancín y estructura para trepar. Farmacias, tiendas y casas de piedra con galerías acristaladas donde parece que el tiempo se ha detenido en algún momento de la historia. Además del casco antiguo y el castillo, muy cuidado y restaurado, destaca el antiguo monasterio de S. Paio de Abeleda actualmente en ruinas, y los molinos de A Ponte y Alais.
Toda esta zona está declarada Lugar de Importancia Comunitaria y tiene una extensión de casi 6.000 hectáreas. Entre Parada de Sil y hasta Os Peares, así como el tramo final del río Cabe hasta su confluencia con el Sil podemos encontrar rincones muy interesantes desde el punto de vista natural.
Paredes muy verticales, de hasta 500 metros en algunos tramos, y un encajamiento anterior al levantamiento tectónico y caracterizado por la dureza de la roca.
Hay varios embarcaderos en esta zona como Doade (Ponte do Sil), Abeleda, Chancís o Santo Estevo. Puede verse de forma singular desde Los Balcones de Madrid, uno de los miradores más fotografiados de la Ribeira Sacra, ubicado en Parada de Sil.
En esta zona se cultiva la vid en terrazas y está reconocido como un ejemplo de fusión entre la obra del hombre y el paisaje natural, permitiendo la existencia de especies mediterráneas como olivo, ciprés o madroño. De la fauna podríamos destacar la trucha, el aguila o el milano, el gato montés, etc.
Una de las rutas más espectaculares en este entorno es la desembocadura del Río Mao, en Parada de Sil, accesible gracias a la pasarela de madera y escaleras, y una de las rutas más demandadas de la Ribeira Sacra. La distancia que recorre es de 1,5 km y está considerada de dificultad baja.
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