Malpica tiene dos caras. Su puerto pesquero, muy abrigado, y lleno de barcos de diferentes colores. Y su playa, muy soleada al atardecer y llena de terrazas donde escuchar música y despedirte de los últimos rayos del sol. Pasar de un lado al otro es solo cuestión de atravesar por dos o tres calles de pocos metros de largo. Malpica, con niños, te encantará para cualquier escapada de fin de semana o para una estancia en el verano.
No es fácil aparcar en su zona urbana, y menos en verano pues es una zona muy turística. Hay que recurrir al puerto, la serpenteante carretera de acceso al pueblo o subir a un aparcamiento público y gratuito bien señalizado que se ha dotado de unas rampas por las que accedes al centro en pocos minutos.
La vida en Malpica se centra bastante en su actividad pesquera. Históricamente tuvo mucha importancia la pesca de ballenas. También destaca por su cerámica, en concreto en la cercana localidad de Buño puedes admirar a los artesanos que trabajan el barro y aprender más sobre esta industria que era más bien un modo de vida. Es el caso del Ecomuseo Forno do Forte, del que ya hemos hablado aquí.
Merece la pena pasear despacio por sus calles, de un extremo a otro. Si vas hasta el final del puerto, donde la altura de las casas sobre el acantilado es mayor, subiendo más de un centenar de escaleras llegarás a un mirador pequeño pero muy bonito sobre el océano. Las casas con estética de barrio de pescadores, de planta baja y de diferentes colores, te irán dejando nuevas vistas sobre el puerto y el mar, rincones con bancos para sentarte a contemplar el mar o simplemente una barandilla.
Cuando veas asomar la playa verás en un extremo la silueta de las Illas Sisargas, y en el otro un pequeño mirador. En el medio el paseo marítimo en el que concurren paseantes, surferos, y algún turista. No dejes de probar alguna especialidad gastronómica de la zona en sus tascas o bares. A nosotros nos encantó el Café del Mar y la Taberna do Lesto.
Costa y playas paradisíacasLa playa del pueblo es Area Maior, pero en menos de un kilómetro caminando por una senda denominada Camiño dos Faros, se llega a Seaia, otro arenal espectacular con un merendero. A unos 1.200 metros por una senda peatonal, justo enfrente de las Illas Sisargas está el santuario de Santo Hadrián, donde hay una zona de aparcamiento y otro espacio para comer.
Al otro lado de la península, Beo, otro precioso arenal también con mesas y barbacoas y, a muy poca distancia, están las playas de Ceiruga y Barizo. Y es que esta zona de la Costa da Morte está repleta de arenales muy bonitos y salvajes, de textura suave y fuerte oleaje pero unas vistas que merecen la pena.
Otra excursión preciosa por la zona es la que va al faro de Punta Nariga, otro mirador sobre el mar por el que puedes pasear, sacar buenas fotos y recorrer con los niños las formaciones rocosas con formas de lo más curioso. Y a pocos kilómetros de Malpica merece también la pena ver la sucesión de Muiños de Ardeleiro, casi al borde del mar y formando una estampa bellísima.
Uno de los paseos más chulos desde el casco urbano podéis hacerlo hasta la Atalaia, partiendo del puerto pesquero. O caminar con esos peques inquietos hasta el final del dique.
Por otro lado, si vais con niños, esta localidad acaba de remodelar su parque infantil del casco urbano. Está un poco escondido entre una manzana de casas en la rúa Patria Galega. Ahora cuenta con cancha de fútbol y baloncesto, además de juegos infantiles para diferentes edades.
Foto: Concello de Malpica
