Si también os encantan las villas marineras de la costa norte no debéis dejar de visitar este bellísimo pueblo asturiano. Acantilados salpicados de casas y estrechas calles que se adaptan a la orografía. Pero también playas, miradores o la belleza de un puerto pesquero singular son algunas de las estampas que encontraréis aquí.
Uno de los sitios que merecen mucho la pena del litoral cantábrico es este pueblo asturiano situado en el occidente, en la parte más próxima a Galicia. Apenas unos 3.800 habitantes que se dividen entre el casco urbano, casi de juguete, y el resto de un concejo que también presenta parte rural y montañosa.
Al paso de la autovía A8, este concejo, antaño de pescadores, presenta rincones que no olvidaréis. Un puerto pesquero pequeño y abrigado, con hileras de embarcaciones tradicionales y algunas deportivas, casas colgadas en el acantilado, y antiguos caminos de pescadores que recorren todo su perímetro.
Uno de los atractivos de este pueblo asturiano del que hoy os hablamos es su piscina de agua de mar. Está hecha en la roca, aprovechando las instalaciones de una antigua cetárea. A la entrada vemos su leyenda en la propia plataforma de madera de acceso que dice «Piscina de agua salada: Antonio Alonso Bedia» (Toño del Moderno). Y es que, construida en 2010, uno de sus atractivos es precisamente que puedes nadar en agua salada que entra directamente del mar pero sin el peligro de las olas y las corrientes.
La bajada es algo empinada y se accede sobre una pasarela de madera con barandillas. Al final hay unas escaleras, plataforma solarium, duchas y un espacio idílico donde nadar y flotar rodeada de mar. Se accede desde el mismo paseo marítimo, en las inmediaciones del Mirador de Os Cañois.
Además de su gran playa de Anguileiro, donde desemboca el río del mismo nombre, y a la que en los años 60 llegaron dos jóvenes australianos y empezaron a enseñar surf a los jóvenes de la localidad. Aún a día de hoy, en Semana Santa, se celebra en este arenal un campeonato mundial que congrega a deportistas y aficionados a verlo sobre el acantilado. Y es que, además de tener escuela de surf, este pueblo asturiano tiene tienda dedicada a los amantes de este deporte que funciona todo el año.
Booking.comPero no solo del surf tiene tradición este lugar, sino también de ser un importante polo vacacional. Desde los años 70-80 aquí se construyeron chalets, urbanizaciones y se fueron rehabilitando casas del casco antiguo, con casitas salpicadas sobre el acantilado y caleadas de blanco.
En cada entrante y saliente rocoso, descubrirás una pequeña playita con accesos o diferentes características. El Murallón, As Furadas, la de Ribeiría o directamente el muelle que hay a los pies del faro al abrigo del dique pesquero, son parte de la oferta veraniega dedicada al sol y la sana práctica del chapuzón.
Si has llegado leyendo hasta aquí seguro que te has dado cuenta de que estamos hablando de Tapia de Casariego. Un lugar que nos encanta y al que nos unen las historias familiares porque las escuchábamos en casa de niños, cuando nuestros abuelos hablaban de los años que vivieron en este lugar.
Y es que para los gallegos, cruzar el Eo y adentrarse en este pueblo asturiano y muchos otros es estar en casa. De hecho, en As Figueiras, Castropol, e incluso en Tapia puedes escuchar esa mezcla tan curiosa de asturiano y gallego que es una riqueza cultural para toda la comarca.
El núcleo más histórico y que me encanta es la subida hacia la Atalaya y la capilla de San Sebastián. Puedes acceder aquí tomando la senda peatonal del mismo nombre y ascendiendo desde el puente que hay al final del muelle, o bien por la calle Fuente.
Si continúas y te asomas a la senda que arranca del lateral de la capilla, entre huertas y con mucha precaución, verás la cara más salvaje de este pueblo asturiano llamado Tapia de Casariego, el faro junto a las olas del mar. Y es que Tapia tiene una cara más tranquila, la que da al espacio abrigado del puerto pesquero, y la exterior, que mira hacia la zona de Los Castríos, donde está el albergue, por donde entra el Camino de Santiago, y que es un paisaje de acantilado espectacular.
Utiliza la Avenida de Galicia para aparcar, o el parking de la plaza Zoilo Iglesias, y date el gusto de pasear. Así evitarás meterte en calles por las que no pasa un coche y acabar teniendo una mala experiencia.
Acércate a la plaza del Ayuntamiento y la Oficina de Turismo para pedir información o mapas. Justo al lado, encontrarás también el parque infantil que hay en el centro de la localidad.
No dejes de tomarte algo en alguno de los cafés o bares de este pueblo cantábrico, en la zona del puerto, en el Palermo, en el Moderno, en la Plaza o en el Pilón.
Trata de recorrer todo su perímetro por el Paseo Marítimo Francisco González Villamil y sacarás las mejores fotos de este pueblo asturiano de pescadores y hoy más orientado al turismo. El faro, los muelles, el faro y todos sus miradores.
Si accedes en autocaravana tienes un aparcamiento bien señalizado entrando por la Avenida de San Esteban, a pocos metros de la playa de Anguileiro.
Ten precaución y recuerda que el mar en esta zona cantábrica es peligrosa, y la marea sube o baja cada 6 horas, pudiendo variar metros por lo que una playa puede quedar cubierta por el mar en su totalidad, hasta las rocas.
Si te ha gustado este lugar y quieres conocer más detalles, como la ruta de los Lagos de Salave, el parque histórico del Navia o algunos trucos y consejos no dejes de leer nuestro post:
También, queremos contaros que uno de nuestros bosques mágicos lo encontramos precisamente en este concejo, y es el Jardín de Camarada.