El pazo de Tor y sus carruajes
Si visitáis la Ribeira Sacra seguro que uno de los lugares para visitar que os llaman la atención son lugares como este. Fragua, horno, cocheras y caballerizas, pero también aposentos conservados con mimo desde la etapa medieval. Hoy os hablamos del Pazo de Tor y sus espectaculares carruajes.
Ya os habíamos hablado por aquí de pazos de Galicia muy chulos para una visita con niños o en familia. Es el caso del Pazo de Liñares, el pazo de Mariñán, el pazo de Oca o las Torres do Allo. Estas construcciones nos dan testimonio de cómo vivían los hidalgos o clases más acomodadas a lo largo de los últimos siglos.
Tal como su propietaria lo dejó
Lo primero que nos explican al llegar al Pazo de Tor, es que lo vamos a visitar tal y como su última propietaria lo dejó, y cumpliendo su voluntad, todo su mobiliario y estancias se muestran al público de este modo. Este matiz es importante porque no hay muchos pazos visitables en Galicia que puedan verse tal y como los tenían sus propietarios.
María Paz Taboada de Andrés y Zúñiga fue la última propietaria de este edificio del siglo XVIII pero con antecedentes desde el siglo XIV. Fue cedido a la Deputación de Lugo en 1993 y se abrió al público en 2006. Desde entonces recibe numerosas visitas guiadas y es uno de los focos turísticos de referencia en la Ribeira Sacra. Está a unos 8 kilómetros de Monforte.
Horario y cómo acceder
Este pazo se puede visitar de forma gratuita, de martes a domingo, a las 11, 12:30 o 16:30 h. Hay que reservar previamente en el teléfono 982 165 534. El acceso es por carretera en vehículo particular y el aparcamiento es amplio, incluso habilitado para autobuses.
Saliendo de Monforte de Lemos por la calle Chantada tomamos de frente pasando tres y hasta cuatro glorietas. Desde la LU-617 vemos ya un desvío a la derecha que pone Pazo de Tor, y desde aquí en 3,6 kilómetros llegamos al Pazo.
Hay un acceso habilitado con elevador para personas con movilidad reducida o sillas de ruedas por lo que la visita podría hacerse también con carritos de bebés.
Cómo es la visita
Lo primero que podemos ver al pasar la verja del recinto son las edificaciones que rodean el jardín del edificio, todos ellos panelizados y de visita libre. En estos espacios se han dispuesto elementos de la forja, el horno para cocer pan, el gallinero, aperos de labranza o la sala de carruajes y caballerizas.
Lo más espectacular es la exposición de cuatro carruajes que podemos ver en uno de estos alpendres. Un landó, una calesa y dos coupé, y junto a ellos diferentes elementos para enganchar a los caballos, complementos u objetos relacionados como sillas para montar, collares y hebillas o alforjas. Algo que probablemente solo habíamos visto en las películas antiguas.
Una vez en la puerta accedemos por las escaleras a uno de los salones del pazo de las 17 dependencias que se pueden ver en la visita. Por aquí accedían las visitas de nivel social a la casa.
Un pequeño zaguán con curiosos sombreros, una sala noble decorada con armas en señal de poderío y un cuarto de baño con bañera de mármol de una sola pieza.
Curiosidades del Pazo de Tor
La sala contigua da acceso a la capilla, las habitaciones de invitados y el despacho, donde se guarda una exclusiva vajilla personalizada de Sargadelos de 167 piezas.
En la sala de billar vemos la pieza principal, traído de Francia, así como otros espacios de juegos y ocio. Y un singular mueble destinado a guardar colchones, junto a un acceso privado para el servicio.
Las habitaciones llaman también la atención. Tanto la de Mari Paz, más sobria, como la principal, con cama napolitana del siglo XVII y un wc de cerámica escondido en un pequeño espacio empotrado.
Los lavabos de cerámica de las diferentes habitaciones también son destacables porque se cree que este pazo ya disponía de agua corriente en el siglo XVIII.
En la sala de música encontramos dos piezas exclusivas. Un claviórgano Longman & Broderip, y un pianoforte Colard & Colard. En este espacio vemos también los uniformes de gala del personal de la casa, que también dan idea de la ostentación de poder y riqueza de esta hidalguía gallega.
Otra de las sorpresas que aún os quedan llegados a este punto de la visita, es el comedor, con numerosos instrumentos y piezas antiguas de cocina y menaje, y, más adelante, en otra sala, el mapa de Domingo Fontán, una pieza exclusiva de 1834 que se conservaba en la biblioteca del pazo.
Un laberinto pétreo
Después de ver la sala donde más tiempo pasaba Mari Paz, con su mobiliario desgastado por el uso, y los elementos de cocina antiguos o la vajilla de sargadelos en el comedor pasamos a la galería.
Desde esta balconada abierta al este vemos la silueta pétrea de un laberinto vegetal. Sus losas sirvieron de guía para que diferentes plantas y arbustos dibujaran cuatro espirales, aunque hoy en día han quedado en eso, en un boceto de la forma.
El Pazo de Tor con niños
La visita no está especialmente orientada a niños pero la guía se adapta al grupo e interactúa mucho con él. El recorrido es bastante dinámico, de en torno a una hora, y aunque lógicamente no se puede tocar nada, puede resultar entretenido también para los más pequeños, además de muy didáctico.
La habitación infantil es bastante curiosa, con algunos juguetes antiguos como un Mickey Mouse de latón de los primeros años tras su creación, o una butaca para el ama de cría. Anexa a ella, la habitación de los abuelos, los padres de su última propietaria. Estas estancias y la sala de juegos quizá sea lo que ás llame la atención a los más pequeños, junto con las cocheras y el laberinto.
Como sucede únicamente en unos pocos museos de las diputaciones, las fotografías están prohibidas, así que no puedo mostraros muchas imágenes del interior. Pero si queréis ver más en la página del concello de Monforte podéis ver uno de los salones, con su billar.
Por
Carmen Delia Díaz
, 13 de noviembre de 2019
Carmen Delia Díaz
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Carmen Delia Díaz
Filóloga, periodista y guía turística oficial de Galicia, especializada en comunicación empresarial, recursos turísticos y turismo familiar y cultural
[…] En su día a Mari Paz, su antigua propietaria, le encantaba sin duda mirar desde esta balconada estas cuatro espirales que algún día compusieron un singular jardín. Más info. […]