A escasos kilómetros del antiguamente considerado fin de la tierra, y en un rincón de la costa gallega con unas cuantas historias detrás, se ha construido el último de los establecimientos de la cadena hotelera pública: el Parador de Costa da Morte.
Acantilados y olas rompiendo, sendas de paseo en torno a la playa, y la apacible vista del pueblo de Muxía. Esta estampa es la que atrapa a quienes hasta aquí se acercan, un caudal de visitantes incesante desde su apertura en 2020, mezclados con algunos peregrinos que prolongan el Camino de Santiago hacia su variante de Finisterre y Muxía.
Junto a la playa de Lourido y a los pies del Monte Facho, símbolo de antiguas señales luminosas de navegación, encontramos este Parador de Costa da Morte. Su nombre es muy familiar a los gallegos, que sabemos que por estas costas eran frecuentes los naufragios, y esta triste historia está muy presente en el propio establecimiento, pero también alude a la puesta de sol, o a su simbólica muerte cada atardecer tras el horizonte marino.
El proyecto arquitectónico lleva la firma del gallego Alfonso Penela y se adapta a la topografía del terreno estructurándose en hasta cinco niveles, de los cuales solo sobresale el superior. En esta parte está la recepción, el aparcamiento de superficie, el spa y los salones para eventos. Y de aquí para abajo, gracias a un ascensor panorámico en diagonal, se ubican los pisos de habitaciones, el restaurante, la biblioteca, el bar, la piscina infinita, las terrazas, etc.
No podía ser sino ecosostenible un establecimiento cuya idea inicial partió de aquella catástrofe, el accidente medioambiental causado en estas costas por el petrolero Prestige, allá por el año 2002. Miles de voluntarios se acercaron aquí para ayudar a pescadores, población y autoridades a limpiar estas costas, y fue entonces cuando se comprometió el hotel para dinamizar y contribuir a dinamizar la zona.
Pero no fue este el único accidente marítimo del entorno, ya que en este entorno litoral gallego hay documentados más de 200 naufragios en un periodo de 150 años. Además del Prestige, son también conocidos el del Serpent en Punta do Boi (1890), el Adelaide en Corme (1830) o el Casón, en Fisterra, en 1987.
Esta historia pesa en el imaginario de un entorno donde la Virxe da Barca es la figura protectora, con sus piedras mágicas que protegen de diferentes males y enfermedades, y sirvió para dotar y mantener faros en cada punta rocosa en todo este entorno de Fisterra, como Cabo Vilán o Cabo Touriñán.
Ofertas en el parador de Costa da Morte
Algunas de estas historias de naufragios y sus características, fueron minuciosamente reflejadas por José López Redonda (Pepe de Olegario) en diferentes cartas náuticas que se pueden ver en los pasillos de este Parador de Costa da Morte, entre ellos la deriva del Prestige, con sus coordenadas, fallecidos o supervivientes, y características técnicas.
Pero no son estas las únicas historias humanas que tienen cabida en el equipamiento de este hotel, porque en otras plantas encontramos fotografías a gran tamaño que ponen rostro a diferentes circunstancias y realidades de la sociedad gallega: la emigración, la vida rural, la pesca, la vida en torno al mar, etc. firmadas por algunos fotógrafos de renombre como Ramón Camaño, José Suárez, Manuel Ferrol, José Vidal o Virxilio Vieitez.
Este hotel de la cadena hotelera pública es el más recientemente inaugurado, junto con el de Veruela en Zaragoza. Cuenta con 63 habitaciones todas ellas con vistas al mar, una pequeña terraza y dos sillas. Todo el equipamiento se ha hecho en materiales naturales y fue elaborado por la empresa coruñesa SUTEGA. La decoración está inspirada en el mar y en estas costas, y en concreto en el entorno cercano de Muxía.
Si venís en familia es una buena opción porque las habitaciones se pueden comunicar para acoger a todo el grupo. Y entre las diferentes estancias hay unos 15 metros cuadrados de espacios de uso, además del spa, las terrazas y sendas de paseo, o el proyecto de una huerta con frutales autóctonos.
Respecto al Spa, ya os contaré más en detalle porque aún tenemos pendiente una visita, pero de entrada no permiten acceso a los menores de 5 años :/ así que debéis tenerlo en cuenta si estáis planificando una escapada familiar, y a partir de esta edad solo podrían entrar de 10 a 12 horas.
El Parador de Costa da Morte está a unos minutos de Muxía y a una hora de Santiago de Compostela por la carretera AC-441. Otras capitales gallegas como A Coruña distan una hora y media, por la autopista AG-55, que va de la ciudad hasta Baio, una localidad del interior de este geodestino, o a unas dos horas de Vigo, Ourense o Lugo.
Para llegar hay que ir dirección Muxía hasta casi llegar a la playa de Lourido, hasta un cruce donde ya está señalizado el Parador de Turismo, pasamos el acceso al arenal y seguimos rodeándolo para llegar a este lugar. Desde el aparcamiento de superficie no se ve apenas la perspectiva del edificio, al que se accede por un pasillo entre la sala de eventos y el spa que termina en un espectacular mirador.
En Galicia hay otros Paradores de Turismo ubicados entre las provincias de Ourense (Verín, Monterrei y Santo Estevo de Ribas de Sil), Lugo (Ribadeo, Monforte y Vilalba), A Coruña (Ferrol y Reis Católicos de Santiago) y Pontevedra (Baiona, Cambados, Pontevedra y Tui).
Si nos preguntáis por los más bonitos en cuanto la monumentalidad de sus edificios, podríamos decir que el de Santo Estevo, Monforte de Lemos, Monterrei o Santiago. Y por su ubicación, entorno y vistas Ribadeo, Tui, Baiona, Ferrol, Pontevedra, Vilalba o Cambados.
En nuestro post, 8 rutas para hacer desde Paradores de Turismo de Galicia os detallamos qué ver en el entorno de estos hoteles, y si queréis conocer en detalle el de Santo Estevo, en la Ribeira Sacra, también le hemos dedicado post propio, porque además acoge el célebre Bosque de los Cuatro Vientos, de la novela de María Oruña.
Más info sobre qué hacer en la zona
Ofertas en el parador de Costa da Morte