Lo de esta familia con las abejas no es afición sino pasión. Hacía años que tenía ganas de acercarme a este museo ubicado a pocos kilómetros de Arzúa, en un bonito lugar junto al embalse de Portedemouros. Por cierto que nosotros cruzamos en ferry con el coche y todo, ya que veníamos de la zona de Visantoña, y es una experiencia de lo más divertida. En este museo viviente de la miel lo aprenderás todo sobre las abejas, la miel, las colmenas y la apicultura en general.
Se llega desde la localidad de Arzúa, tomando la carretera AC-905. Está abierto todos los días, incluyendo fines de semana, por las tardes. La entrada vale 2 € y te enseñan todas las instalaciones de un museo vivo, en funcionamiento, con muchas colmenas produciendo miel. Te impresionará conocer las explicaciones sobre cómo nacen las larvas, cuál es la misión de los zánganos o cómo se elige a la abeja reina.
Después de recorrer el jardín, con plantas aromáticas donde ellas cogen el polen, y verlas trabajando en varias colmenas en vitrinas de cristal, se visita el ciclo de obtención de la miel, las colmenas, los panales y cómo se envasa. A nosotros nos sorprendió conocer que cuando la miel está cristalizada es que es de buena calidad, o que al calentarla pierde algunas de sus propiedades, lo ideal es tomarla a temperatura ambiente.
Al finalizar se puede hacer una cata de mil y visitar la tienda para comprar alguno de sus productos. Tanto si eres un aficionado de este completo alimento como si tienes curiosidad por ver cómo se elabora te recomendamos una visita, con niños, a este didáctico museo. También hacen actividades para grupos.
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