Si visitas la costa asturiana con niños y tienes ocasión acércate a visitar este Museo Marítimo de Asturias, en la localidad marinera de Luanco. Está en el centro urbano, en la calle Gijón, muy cerquita de la playa.
Barcos en los que puedes entrar, diferentes especies de conchas o animales marinos y una visual exposición sobre el descubrimiento de América y la navegación antigua. A los peques les sorprenderán sus maquetas de barcos o su exposición de juguetes náuticos.
Abre todos los días en horario de mañana y tarde. Los niños acceden gratis y los adultos deben abonar 2,80 euros. El edificio cuenta con varias plantas. En la baja, además de exposiciones temporales, puedes ver varios barcos pequeños de tipo velero, e incluso el puente de mando de un pesquero. Entrarás en su reducida cocina y podrás acceder al puesto del timonel, e incluso ver la ducha y el cuarto de baño.
En la sala anexa hay diversidad de animales marinos, una explicación de la costa asturiana y sus puertos pesqueros y los fondos. Moluscos, crustáceos y un sinfín de esqueletos de peces, así como una exposición de técnicas de pesca, para ilustrar a pequeños y mayores en materia de pesca y mar.
En las plantas superiores hay numerosas maquetas de barcos, donde podemos aprender cómo era la antigua navegación, las cartas náuticas y la evolución de la navegación y su tecnología.
En la última planta hay una muestra dedicada al descubrimiento de América donde puedes subir al barco de Cristóbal Colón y hacerte una fotografía con él.
En las plantas intermedias hay vitrinas con material de submarinismo antiguo, artesanía en torno al mar y una exposición de juguetes náuticos desde los de hojalata hasta los más modernos. La verdad es que todo este museo resulta muy visual e interactivo y al menos a nosotros nos encantó.
También puedes darte una vuelta por Luanco, un pueblo muy marinero con un casco histórico lleno de casas tradicionales marineras de diferentes colores, con sus galerías y terrazas. La vida gira en torno a la playa de la Ribera, el náutico, el puerto pesquero y las plazas, torres o miradores desde los que tradicionalmente se esperaba la vuelta de los pescadores al atardecer. Nosotros comimos muy bien en El Tormentín, pero hay varios restaurantes donde degustar platos típicos de calidad.
Para un rato de juegos encontrarás un parque amplio con dos zonas infantiles en la calle de la Erbosa, a pocos metros del Museo. También en el centro urbano, en la avenida de Gayo, hay otro espacio infantil menos amplio pero con columpios y casitas de juegos muy chulos, además de una cancha deportiva.
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