No es cualquier museo desde luego, porque para empezar todo se puede tocar, aunque tenga cien años de antigüedad y haya sido traído de un pueblo de China. Ricardo Pérez y Verdes habla con pasión de cada uno de sus juguetes. Su Museo -declarado de interés cultural- fue abierto hace solo siete meses y ya ha sido visitado por miles de personas.
Los juguetes se suceden en las estanterías: juegos populares gallegos, instrumentos musicales fabricados de modo tradicional o muñecos hechos con las hojas del maíz. Hasta el más mínimo elemento puede sorprender a pequeños o mayores.
El museo clasifica los juguetes concienzudamente por su época histórica, su tipología, su función pedagógica. Los más antiguos son reproducciones muy bien explicados en paneles y fueron hallados en tumbas de la civilización egipcia.
La colección de peonzas es impresionante. De barro, de madera, de metal, hasta las modernas beyblade, con su particular estadio, tienen cabida en estas estanterías.
Deportes populares como los dardos, el futbolín o el croquet, juguetes que se popularizaron a partir de su invención como submarinos, barcos o aviones de latón. Varios modelos de carrilanas para uno o varios ocupantes. En el piso superior tiene una biblioteca donde también se organizan talleres.
El museo es de gestión privada, con fondos AGADER, y su propietario -que fue seleccionador español de voleibol y profesor del INEF de Bastiagueiro- tiene una historia para contar de cada pieza, recuperada del olvido en trasteros de pueblos abandonados o pieza estrella de algún anticuario del mundo.
Está ubicado en Ponteceso, justo a la entrada junto a la guardería de la Xunta. Está abierto de martes a viernes (10-13 y de 17 a 20 h) y los sábados (10-14 h). Los sábados por la tarde y los domingos solo hace visitas guiadas. La entrada es gratuita para los menores de 5 y de 2 euros para los adultos.