El concello de Parada de Sil es un entorno tranquilo, al borde del cañón del Sil, que merece la pena conocer. Uno de sus puntos más visitados, además de los balcones de Madrid, es nuestra recomendación de hoy: el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil con niños.
Bosques autóctonos, colgados sobre el río, y ruinas que llevan allí tantos siglos como las tradiciones que en torno a ellas se han creado. La Ribeira Sacra hay que conocerla poco a poco, pues cada punto del mapa tiene su historia. La hemos recorrido con niños y hoy nos acercamos a este antiguo monasterio medieval.
A pocos kilómetros de Castro Caldelas, del que ya hemos hablado aquí, está el centro de Parada de Sil en el que encontrarás un parque infantil, muy cerca del Ayuntamiento.
Para ver Santa Cristina debes bajar por una estrecha carretera que se dirige a Castro y desciende luego hacia el río. También hay una ruta de senderismo señalizada desde diferentes puntos del concello, que nos lleva hasta este lugar por antiguos caminos. Es una ruta con bastante pendiente así que no os la recomendamos para hacer con niños.
Abajo hay un pequeño aparcamiento y una oficina de información y venta de entradas que funciona salvo en los meses de invierno. Abre en horario de mañana y tarde.
Santa Cristina es lugar de leyendas y de mucha magia. La información turística se refiere a este monasterio del siglo XII como la joya del románico de la Ribeira Sacra. El conjunto monástico cuenta con elementos posteriores góticos y otros del siglo XVI.
Fue un centro benedictino, documentado desde el siglo IX. Sus raíces entroncan con la tradición de eremitas de la zona, como también atestigua San Pedro de Rocas. De hecho conserva algún elemento prerrománico.
Además del gran rosetón muy bien conservado de la iglesia, alberga pinturas renacentistas en el ábside de su cabecera. Cuenta la leyenda que había un túnel que comunicaba la iglesia con el exterior.
La bajada desde el aparcamiento es ya impresionante. Castaños, musgo y toscas escaleras de piedra. Los paneles informativos indican que el principal habitante hoy del conjunto es el murciélago de herradura.
Para bajar podemos usar las escaleras o una rampa de piedra que baja entre los castaños. Junto a la iglesia un arco solitario nos introduce en lo que fue el claustro, del que quedan varias galerías reconstruidas.
El ticket de acceso cuesta un euro para los mayores de 10 años. Y nos permite ver la iglesia, que normalmente está cerrada. El resto del conjunto, claustro y estancias superiores, pueden verse aún en invierno.
A los peques les encantó recorrer aquel bosque mágico en el que además encontrarás un castaño centenario rodeado de figuras y ofrendas. Las vistas sobre el cañón del Sil son impresionantes y si de ahí tomas la carretera hacia Ferreira cruzando por la presa de Santo Estevo verás paisajes difíciles de olvidar.
El castillo de los caballos salvajes en A Peroxa
Ferreira de Pantón y su entorno, con niños
Trenes y torreones en Monforte de Lemos, con niños
La ciudad de Ourense, con niños
El Castillo de Castro Caldelas, con niños
La Ribeira Sacra en catamarán
