El monasterio de Coz y su dinamización cultural

No es solo recuperar un patrimonio pétreo sino muchas veces todo lo que rodeaba a un modo de vida, formas de trabajar, productos de la zona, etc. Desde luego los muros exteriores de este cenobio cisterciense no anticipan lo que se puede disfrutar haciendo una visita guiada. Si os va el turismo cultural y la repostería de convento esta es vuestra ruta. ¿Recorremos el monasterio de Coz y su proyecto de dinamización cultural?

A unos diez kilómetros de Alcobaça, municipio del centro de Portugal ubicado entre la costa Atlántica y el parque natural das Serras de Aire e Candeeiros, encontramos un antiguo convento de clausura. Aquí las monjas vivían en comunidad pero alejadas del contacto con el mundo exterior en una zona de gran riqueza agrícola.

Historia de Coz

Este monasterio de Coz o Cós (como también vemos escrito) tiene larga trayectoria, desde el siglo XIII, y alcanzó su etapa de esplendor en los siglos XVII-XVIII, hasta su extinción en torno a 1834. Tenéis más info y detalles en la web municipal.

Por fuera puede parecer una iglesia como tantas, poco ostentosa, pero en su interior encontramos un patrimonio artístico y cultural que abarca tanto las dependencias conventuales como el propio templo.

Azulejos, pinturas y un edificio que se abrió al público en 2016, es candidato a Monumento Nacional, y está siendo dinamizado por COZART, un proyecto local que aúna artesanía, gastronomía y propugna un turismo cultural y responsable.

Cómo es la visita

Este monasterio de Coz se puede visitar con guía de martes a viernes, en horario de mañana y tarde, y también los sábados desde el mediodía. Hay que dirigirse a la antigua bodega del monasterio, donde además podemos ver una buena muestra del saber hacer en la zona, por ejemplo con productos de cestería y esparto elaborados tradicionalmente, con productos agrícolas de la zona, o con repostería de convento al estilo de la que hacían las propias monjas de clausura.

Lo primero que podemos ver son las dependencias monacales en ruinas, anexas a la iglesia, donde se ubicaba la portería y el torno, única comunicación de las monjas con el mundo exterior.

Una vez en la iglesia, dividida en dos como cualquier monasterio de clausura: la parte de los fieles y la zona donde oraban las religiosas y asistían a las ceremonias religiosas. Tanto los azulejos como los casetones de la bóveda de cañón (40 + 40 con motivos bíblicos) sorprenden por su belleza, así como el retablo barroco.

Ya en la sacristía, podemos ver los azulejos con escenas de la vida de San Bernardo, diseñadas por el italiano Antonio Tempesta por los siglos XVI-XVII. Interesantes pinturas murales y sobre madera en los techos, o tras la celosía, siguen las maravillas con la sillería y el detalle y la expresividad de las figuras de los casetones en esta zona.

Los azulejos incorporan motivos vegetales y culturales. Y, siguiendo la explicación del guía, conocemos también las tradicionales habas empleadas para las votaciones en la comunidad religiosa, y su ligazón con la expresión «son habas contadas», popular tanto en castellano como en Portugués.

El proyecto Cozart

Surgido en este entorno, este nombre designa a una serie de productores y creadores locales que tratan de poner en valor, no solo la zona sino el saber hacer tradicional de estos productos.

Bolsos elaborados a mano trabajando el esparto, con un diseño que sin duda nos será familiar. Hoy siguen comercializando estas creaciones que elaboran en telares a la manera tradicional.

No solo eso, sino que productos de la zona como la manzana, las frutas y zumos naturales, miel o la repostería conventual, tan típica de toda esta zona de Portugal. Empresas como Alcoa y el Atelier do Doçe, ubicado en Alcobaça, que elaboran productos con elementos y recetas tradicionales.

El Pão de Ló, las cornucopias o la Coroa da Abadesa, con una base de huevos, harina y azúcar, son buena muestra de algunas de las delicias que esconden rutas como esta.