Si te acercas a este lugar descubrirás por qué es tan mágico. A cinco kilómetros de Camariñas se encuentra el Faro de Cabo Vilán, una torre de 105 metros sobre un peñón, unido por un pasadizo de 25 metros al propio edificio del faro. Las vistas son increíbles, aunque en esta ocasión no tuvimos suerte con la niebla, pero aún así mereció la pena.
Se accede desde el casco urbano de Camariñas, donde está bien señalizado. La carretera es estrecha y termina en el pequeño aparcamiento que tiene el faro. Luego, lo que continúa por la costa, ya son caminos de tierra que se pueden recorrer a pie o en bici, pues son unos 22 kilómetros.
El faro de Cabo Vilán fue el primero de la península ibérica que funcionó con energía eléctrica. Su luz se ve a 40 millas y su construcción se emprendió a raíz de la tragedia del Serpent en 1890. El faro actual es de 1896, y en las proximidades aún pueden visitarse los restos del viejo faro, de 1854.
Cafetería sobre el acantilado
El interior del faro alberga una cafetería con terraza también en el patio interior del edificio. El enclave es increíble, imagino lo que será tomar allí un café en un día de temporal. También hay un pequeño museo, de acceso gratuito, en el que se expone la linterna, bombillas y algunos dispositivos antiguos. El edificio alberga un punto de información turística donde pueden darte mapas de la zona o indicarte algunos recursos turísticos cercanos.
A los peques les encantará trepar un rato por las rocas y subir a los miradores para ver el acantilado a ambos lados de esta montaña rocosa, correr por las terrazas laterales del museo y echar unas carreras por los caminos de la zona.
Después, puedes acercarte a Camariñas, a comer, ver el puerto pesquero, admirar y comprar los encajes típicos de la Costa da Morte o simplemente a que los niños jueguen un rato en el parque infantil. Pero de todo esto ya hablaremos otro día.