El Castillo de Visegrad (Hungría) y el chupiparque de Matías

Uno de los mejores momentos del viaje por Hungría fue sin duda la visita al Castillo de Visegrad. Esta localidad está a 43 kilómetros de Budapest, en la curva del Danubio, de la que ya hemos hablado aquí. Muy cerca del centro urbano y bien señalizado puedes visitar su antigua ciudadela. Está sobre un altísimo peñasco y las vistas sobre el río son espectaculares. Pero también el descubrimiento del parque de Matías, os lo contamos a continuación.

Esta fortaleza medieval está en lo alto, la verás al acercarte a Visegrad. Para llegar hay que conducir montaña arriba y pasar nada menos que 11 curvas muy cerradas. Cuando la carretera está terminando su ascenso verás un restaurante y un aparcamiento regulado por un guarda que te dará un ticket verde en el que marca el día y la hora a la que accedes. Al salir debes pagar el tiempo que has estado, teniendo en cuenta que la tarifa es de 300 florines por hora, algo menos de 1 euro según el cambio actual.

Museo en el interior del castillo de Visegrad / Escapalandia

Desde aquí el acceso a la ciudadela es por escaleras, un tramo no muy largo. Y a partir de que pasamos la puerta por sendas bastante llanas pero vuelve a haber escaleras en varios puntos del castillo. Al entrar verás una caseta donde debes abonar la entrada al castillo, unos 1.400 florines para la visita libre (4,5 euros). En varios sitios de Hungría pudimos ver juegos de ambientación medieval para los niños, como puestos para lanzar flechas, juguetes de madera como espadas y escudos y otros souvenirs. Pero lo realmente espectacular de este lugar son las vistas sobre el Danubio y todo el entorno.

La visita te llevará una hora más o menos. Puedes ver las vistas desde diferentes puntos como torres, torreones, terrazas almenadas y miradores, acceder a zonas interiores del castillo dispuestas a modo de museo, con réplicas de coronas y joyas, armas y vestimentas medievales, y paneles explicando la historia de la fortaleza. Hay maniquíes recreando la vida cotidiana en la edad media.

Al salir nos fuimos directos a un restaurante medieval que vimos junto a la carretera. Se llamaba Renaissance Restaurant y la verdad es que nos encantó. Está caracterizado como una posada medieval, la vajilla es de barro y los camareros visten de época. Hay ropa por si tú también quieres caracterizarte. Te dan una corona de cartón y es un lugar bastante típico para celebraciones. Pero lo importante es que la comida nos gustó mucho y la atención también.

Imagen de los juegos del parque de Matías / Escapalandia

El parque infantil del Rey Matías

Después nos pasamos por el Parque de los Cuentos del Rey Matías, que está en el casco urbano de Visegrad, un espacio con figuras y construcciones en madera de diferentes colores con caballeros. La entrada cuesta algo más de un euro para los niños y es más barata para los adultos. Puede resultar un plan muy divertido si vas con peques pues les encantará jugar un rato en este original espacio.

Matías fue rey de Hungria en el siglo XV, y existe la creencia transmitida a través de cuentos y leyendas, de que se vestía de plebeyo y velaba por los intereses de los pobres. A su muerte se le llamó «Matías el Justo» y sus historias se reflejan en muchos cuentos para niños.