A pocos kilómetros de Galicia y en la margen portuguesa del Miño podemos encontrar auténticos tesoros para los amantes del turismo rural, la naturaleza y la tranquilidad. Pueblos casi de juguete y con un urbanismo muy cuidado. Castillos, termas, bodegas y una gastronomía excelente, además del acogedor trato que dispensan en Portugal a sus visitantes. Esta región, y muchos de sus pueblos, conservan la esencia de lo tradicional como pocos sitios.
Para alojarse está bien la Quinta de Santo Antonio, tiene piscina y apartamentos rurales con una cocina pequeña pero que te permite arreglar las cenas o desayunos, aunque allí también los dan. Pero en Portugal hay otros muchos sitios de turismo rural aprovechables si vas con niños, lo único que hay que vigilar es que la web donde lo reservemos tenga fotos de todo (habitaciones, exteriores, baño, cocina, etc.) para no llevarse sorpresas.
Otro lugar muy recomendado para los amantes de la naturalez es el Parque Natural Peneda-Gerés, que tiene en Melgaço un acceso, la Porta de Lamas de Mouro. Allí puedes encontrar un Centro de Interpretación, un área recreativa con zona de baño, camping y merendero. También hay rutas de senderismo señalizadas para conocer la antigua calzada y un puente romano. Hay zonas no muy accesibles, para las que se requiere calzado de montaña y algo de atención, por el empedrado irregular más que nada, así que no se recomiendan con niños muy pequeños. Otras se pueden caminar bien e incluso transcurren por pistas asfaltadas.