Una de las fiestas más divertidas para los peques es Halloween o Samaín. Esqueletos, fantasmas, brujas y las tradicionales calabazas lo inundan todo estos días. Así que hemos estado pensado diez excursiones que se pueden hacer con peques o adolescentes y que son para morirse de miedo. Edificios abandonados, viejas rutas, antiguas iglesias… si te quedas un rato con nosotros te contamos unas cuantas excursiones misteriosas que puedes hacer con niños.

1. Parque del sanatorio (Cesuras): un antiguo sanatorio de tuberculosos construido en medio del monte en uno de los pocos puntos de Galicia donde no había habido fallecimientos por esta enfermedad. A principios de siglo la climatología y los cuidados paliativos eran la única esperanza posible para estos pacientes así que el edificio quedó en algún rincón de Cesuras y recientemente se ha recuperado como parque forestal. Puedes ver las ruinas, recorrer las sendas y lo que eran los jardines y recoger hojas de diferentes especies vegetales. Más info.

2. Antigua central del Eume (A Capela): un rincón natural en plenas Fragas do Eume donde está la central hidráulica en funcionamiento, de los años 50, y también los restos de la antigua. La garita de seguridad, los edificios destinados al personal y las viejas oficinas y maquinaria. Lo poco que puede verse hoy está visible a través de las rendijas de sus ruinas. Pero un paseo por allí no tiene precio, junto al río Eume, y siguiendo cualquiera de las rutas señalizadas o la tuya propia. Más info.

3. Viejas caldas de Monçao (Portugal): muy cerca de Salvaterra do Miño pero cruzando la frontera está una zona natural junto al río Miño habilitada como parque y con espacio para autocaravanas, sendas de paseo, merenderos y zonas infantiles. Junto al edificio termal actual está el viejo balneario, aún iluminado por las noches y dormido en el tiempo, frente a una preciosa alameda. Un buen paseo y mucho que ver en la zona si te animas a recorrerla. Más info.

4. Balneario escondido de Bocelo (Paderne): poco queda de esta casa de baños en lo más profundo del río Mandeo, en el entorno natural del coto de Chelo. Tomando como punto de partida la minicentral de Zarzo, en menos de una hora llegamos a estas ruinas donde se puede ver incluso una antigua caldera de agua y los antiguos muros de piedra del edificio. La ruta es fácil si no es época de muchas lluvias, pues nosotros la intentamos en una ocasión y una cascada atravesaba el sendero haciéndolo impracticable, si pudimos terminarla en otra ocasión ya más cerca del verano. Más info.

5. Cementerio dormido de Bonaval (Santiago): un antiguo cementerio adaptado como parque en el corazón de Santiago. El recinto pertenecía a un viejo hospital y en el había un cementerio dominico anexo al convento. Hoy es un espacio verde urbano entre el Museo do Pobo Galego y el Centro Gallego de Arte Contemporáneo, dos museos interesantes para visitar en familia. Más info. 

6. Batería defensiva de San Cristóbal (Ferrol): toda la ría de Ferrol estaba protegida por baterías de costa ubicadas en lugares estratégicos. Una de ellas, entre el Castillo de San Felipe y el puerto exterior es el fuerte de San Cristobal, del que puedes ver sus almacenes de munición y barracones excavados en la roca. Se puede recorrer libremente, pues está abierto al público, y con paneles interpretativos. Para llegar hay que aparcar junto al castillo o frente al parque infantil que hay muy cerca y seguir la senda litoral unos 1.300 metros. Más info.

7. Estación de tren abandonada (Ordes): un parque precioso que aprovecha la estación ferroviaria antigua de Ordes para un espacio de recreo junto al río Lengüelle, en el lugar de Parada. El edificio que un día vio pasar los trenes de la comarca está hoy abandonado, cerrado, y su entorno ha sido acondicionado con sendas de paseo, mesas de merendero y viejo material ferroviario para el recuerdo. Más info.

8. Campamento bajo las aguas (Bande): en algún rincón de Ourense, junto al río Limia y donde los romanos ya aprovechaban el agua, yacen las ruinas de un campamento romano. Semioculto bajo las aguas según la época del año, puedes ver las diferentes edificaciones y villas del conjunto, con paneles interpretativos, una zona de merendero y baño en Porto Quintela y un museo. Más info.

9. Jardín olvidado de Montrove (Oleiros): perteneció a un pazo gallego que vio pasar varias generaciones y que hoy conserva las ruinas de aquella casa. Capilla, parque infantil, lavadero o fuente. A este rincón no le faltaba de nada y hoy se puede recorrer para admirar sus árboles y plantas o pasar un rato al aire libre entre sus viejos muros de piedra. Más info.

10. Convento de los murciélagos (Parada de Sil): en lo más profundo de la Ribeira Sacra, en el Cañón del Sil, duerme este antiguo monasterio benedictino del siglo XII. Murciélagos y musgo sobre las labradas piedras con columnas, arcos y capiteles, es básicamente lo que se puede ver hoy, además de la iglesia, que solo se ve en grupos con previa reserva. El bosque autóctono y sus árboles centenarios también merecen la pena. Más info.

11. Cuevas y monolitos (Campo Lameiro): un parque rupestre perfecto para una excursión con niños. En el museo a la entrada te dan un plano y debes ir completando las visitas de la pena furada, la antigua aldea, los miradores, etc. Hay merendero y hasta un laberinto. El centro de interpretación es muy sorprendente e interactivo. Más info.

12. Santuario subterráneo (Santalla de Bóveda): un antiguo templo con pinturas murales a 14 kilómetros de Lugo. Se ubica bajo una iglesia y puede visitarse acudiendo a la caseta de información en la propia aldea, que también se ha reconstruido. Un monumento único, patrimonio nacional, del que se desconoce su uso exacto, si era necrópolis, templo o balneario. Hay varias rutas de senderismo por la zona y también otras iglesias románicas interesantes como San Miguel de Bacurín. Más info.