Playas salvajes, perfectas para practicar surf o pasear, miradores al océano, humedales y espacios naturales, patrimonio cultural y artístico o buena gastronomía. ¿Cuál es para vosotros el principal motivo para escaparos a la Costa da Morte en invierno en familia?
No es la primera vez que os contamos por aquí uno de nuestros secretos mejor guardados, y es que hay zonas de Galicia que conocemos bien, como la Costa da Morte, y que se disfrutan aún más fuera de temporada que en los días de verano.
Así, en el inicio de esta temporada otoño – invierno os planteamos un recorrido por este territorio, de los más desconocidos de nuestra comunidad a nivel internacional o nacional, pero intensamente gallego y lleno de atractivos para el visitante.
Toda la información y recursos podéis encontrarlas bien detalladas en la web del Geodestino Costa da Morte, una asociación que integra agentes públicos y privados, para difundir y desarrollar el turismo en este rincón de Galicia.
La villa de Caión, en A Laracha, fue históricamente un punto estratégico para la caza de ballenas documentado desde el siglo XVI. Esto generó una importante industria y comercio en la zona, en una localidad en la que el puerto pesquero sigue siendo el corazón, y el mar el marco indispensable de su entramado urbano.
Esta población de Costa da Morte se asienta en una península rocosa sobre el mar, está rodeada de un paseo litoral y una bellísima playa para dar un paseo en cualquier época del año. Está declarada conjunto singular y cuenta con un Museo del Mar situado en el Archivo Histórico de la Cofradía de Pescadores (Pza. Eduardo Vila Fano, 3).
Uno de los destinos habituales para amantes del surf en Galicia es el arenal de Razo – Baldaio, un ecosistema de unos 6 kilómetros de litoral abierto al océano Atlántico. Está ubicado en el concello de Carballo y es un importante ecosistema que incluye zonas de humedal y complejo dunar. En él habitan diferentes especies de aves y especies vegetales, una zona catalogada como Red Natura 2000 junto con buena parte del litoral de Costa da Morte, Lugar de Importancia Comunitaria y Zona de Especial Protección de Aves.
Además de la posibilidad de realizar rutas de senderismo, recorrer los miradores, observar su fauna y flora, este tramo de costa ofrece playas salvajes perfectas para la práctica de deportes náuticos. Algunas empresas, como Art Surf Camp, ofrecen escuelas para el aprendizaje o práctica del surf durante todo el año con soporte en Razo.
También con tradición de puerto ballenero y muy centrado en la pesca, la villa de Malpica ofrece sus dos caras al océano Atlántico. El acantilado y refugio de los barcos de bajura, los barrios marineros y la cara más amable y soleada de la playa de Area Maior, o la cercana calita de Canido, también en el casco urbano y con cancha de fútbol o zonas deportivas.
Todo este litoral de Galicia es perfecto para el gastroturismo, así que si recorreis la Costa da Morte en invierno con niños no dejéis de animarles a probar las especialidades de marisco y pescado de la zona, para ir educando esos pequeños paladares. Tanto en Malpica como en otras localidades de las que os vamos comentando en nuestra guía encontraréis productos del mar con una elaboración tradicional en restaurantes muy acogedores.
Con algo de más de tiempo y bien equipados, es perfecto plantear algún tramo del Camiño dos Faros con niños para descubrir otras playas más escondidas como San Miro, Seaia, Ceiruga, Beo o Barizo. Uno de sus principales atractivos es que se encuentran en parajes naturales de costa, son muy tranquilas y se pueden recorrer a través de paseos o senderismo en cualquier época del año.
La historia de los primeros pobladores de este noroeste peninsular se palpa en concellos como Cabana de Bergantiños, donde encontramos uno de los exponentes del megalitismo gallego. Cuatro mil años antes de nuestra era, nuestros antepasados rendían tributo a la memoria de sus fallecidos y los fundían así con el paisaje de estas costas, apilando enormes piedras para hacer un enterramiento alineado con los astros.
En este punto hacemos la parada más cultural de nuestra ruta por Costa da Morte en invierno, pues aunque llueva o no esté tiempo de pasear, podemos aprender a cubierto en su centro de interpretación todo sobre antiguas civilizaciones que habitaron estos confines de Galicia.
No solo el museo y el dolmen, sino también el Castro de Borneiro, a unos minutos del Dolmen de Dombate, y donde podemos pasear con los más pequeños de la casa por un poblado de la Edad de Bronce. Un mirador, paneles interpretativos, restos de cerca de 40 viviendas y algunas edificaciones comunes como una sauna castrexa o el horno.
Desde la Cidá de Borneiro y descendiendo por el bosque podemos hacer la senda Rego dos Muíños y observar los 24 molinos que conforman una ruta etnográfica bien señalizada, que termina en el estuario del río Anllóns. Es fácilmente accesible desde el castro, donde se puede dejar el coche y seguir la senda caminando junto al arroyo Runcadoiro. Podemos hacerla también en subida, partiendo del estuario y acabando en el entorno del castro.
Una vez abajo, el escenario es impresionante y bien merece un paseo tranquilo por toda la desembocadura del río Anllóns, entre los concellos de Cabana de Bergantiños y Ponteceso. Aquí encontramos tranquilas playas de ría, un paseo litoral, parques infantiles o zonas de merendero, bonitos miradores y varios puntos para la observación de aves. Si el tiempo no permite el paseo, podéis refugiaros en la zona chill out del Mar de Ardora, desde el que se ve todo el entorno a cubierto.
Una de las visitas recomendadas es la subida a Monte Branco, en Ponteceso, desde donde se divisa una amplia perspectiva de la Praia da Barra y esa zona intermareal en la que conviven actividades como el marisqueo, la fabricación de embarcaciones tradicionales para la pesca o el recreo, los deportes náuticos y sobre todo el senderismo o la micología.
Otro de los alicientes de una escapada en plan slow tourism por la Costa da Morte en invierno es su red de alojamientos rurales o restaurantes con gastronomía de la zona. ¿Quién se resiste a comer junto a la chimenea, al calor de una casa de piedra tradicional?
Lugares como A Casa da Canle ofrecen apartamentos rurales bien equipados para familias, y una oferta enogastronómica que es un referente en la zona y en toda Galicia. Tartar de atún con aguacate y frambuesa, arroz verde con berberechos, croquetas de boletus o picaña de ternera, y de postre panacota con gelatina de café, mousse de chocolate y tierra de almendras. Estas son algunas de las delicias para educar también a esos pequeños paladares, que podemos probar en restaurantes rurales como este.
Durante todo el año, grupos de visitantes recorren la senda en el entorno de la Playa de Soesto, en Laxe, y con espectaculares vistas a todo el entorno. Casi un kilómetro de arenal abierto al Atlántico, con ecosistema de dunas y vegetación o fauna litoral. Además de acceder a un paseo por la orilla gracias a las pasarelas, encontramos varias sendas a ambos lados que nos ofrecen diferentes perspectivas.
Si váis con niños que ya caminan bien, podéis aventuraros a subir hasta Petón do Castro, una mole rocosa situada al norte de la playa, a unos 90 metros de altitud, a la que se asciende en unos 30 minutos. El camino requiere calzado adecuado y no olvidéis una cámara, porque la vista es increíble desde su cima. A un lado Laxe, al otro la perspectiva completa de esta playa, una de las más recomendadas si hacéis una escapada a la Costa da Morte en invierno o fuera de temporada, pues está muy tranquila.
En esta playa se practica también el surf y otras actividades deportivas, se celebran eventos relacionados con estas actividades, y se celebra una fiesta el lunes posterior a Pentecostés, de antigua tradición, y que termina con una merienda popular.
Si os gusta ver la fuerza y el color del mar en Costa da Morte en invierno, no olvidéis esta atalaya. El faro de Punta Roncudo, cuyo nombre recuerda al sonido ronco del mar golpeando las rocas. Dicen que aquí se encuentran los mejores percebes del mundo, nosotros en esta ocasión no los probamos, pero lo cierto es que en Corme, un rincón de Ponteceso, se encuentran algunos restaurantes y bares con buena cocina atlántica y trayectoria en la zona.
Un paseo por el puerto pesquero, o por las calles de esta localidad, son un buen complemento para la visita a esta linterna costera que, como otras de la Costa da Morte, se instaló para evitar los continuos naufragios en estas costas.
Pero el interior de Costa da Morte en invierno es igualmente fascinante, nosotros lo hemos tenido como refugio invernal para escapadas con niños durante muchos años, y más si cabe hoy con las necesidades de aire libre y distanciamiento social que nos dejó como legado la pandemia de COVID.
En el concello de Coristanco, encontramos un rincón con gran tradición popular como es el Refuxio de Verdes. Un espacio de gran interés etnográfico, que integra algunas construcciones populares en molinos construidos en piedra, puentes o zonas de descanso, pero también fauna y flora singulares.
Está junto al río Anllóns y tiene una senda que podéis seguir junto al río, con interesantes cascadas y canales de agua, bajo árboles autóctonos y en un entorno de gran belleza.