«Me aburro, mamá». ¿Quién no ha escuchado alguna vez esta frase. Y es que los niños se aburren constantemente y se divierten fácilmente también. Pero los padres nos las sabemos todas y cuando el tiempo no permite salir a jugar al parque o explorar algún remoto paraje, siempre podemos recurrir a la sabiduría y el ingenio. Te contamos seis actividades para niños ¿Empezamos?
3. Aprendices de científicos. Perfecto para padres con inquietudes científicas, los que no, podéis recurrir a internet que es el santo grial del padre moderno. Elijamos tres actividades sencillas como por ejemplo: hacer un molinillo de viento, el experimento del vaso lleno de agua tapado con un papel, o el dibujo en el espejo. Aquí no vamos a detallar más, tendrás que buscar información, pero seguro que puedes realizarlas con material que ya tienes en casa como un tubo de papel de cocina o una varilla de las que vienen para enderezar las plantas, cartulinas, chinchetas, un espejo, papel y lápices de colorear.
4. Jornada refrescante. Como estamos casi en verano optaremos por la repostería creativa, con helado. No soy muy fan de Masterchef, pero seguro que tenéis excelentes recetas en casa así que, ¿por qué seguir esta? Bueno, si no tenéis una mejor os la cuento: «helado de chocolate». Necesitamos: 6 huevos, 1 vaso de nata líquida, 10 cucharadas de azúcar y una tableta de chocolate negro para repostería o de hacer. Batimos solo las yemas con la mitad del azúcar hasta que estén espesas. Añadimos el chocolate derretido. Montamos la nata y añadimos las yemas. Batimos las claras a punto de nieve y le añadimos del resto del azucar. Mezclamos todo con calma, lo echamos en un molde untado con mantequilla y lo metemos en el congelador el tiempo necesario hasta que obtengamos un excelente helado.
5. Gimkana. Es mi favorita. La pueden hacer desde los más pequeños si en lugar de pistas escritas utilizas dibujos. Cógete doce papelitos pequeños y un rotulador. Vete dejando pistas por la casa, la primera se la tienes que dar en mano y el resto las van encontrando donde se indica en la pista anterior. En la pista número doce debe especificarse dónde está el tesoro. Busca un lugar ingenioso y mete en él una caja llena de chuches o algún regalito tipo huevo kinder. Si te lo preparas bien les llevará algo más de media hora llegar al final. Lo divertido es el juego no el premio, ya verás como esta actividad les interesa y les motiva a colaborar entre ellos.
6. Inventando un juego. Esta idea tiene copyright del abuelo «lollo», pero con su permiso os lo puedo contar. Cogemos un par de cartulinas en blanco y las unimos con cinta de pegar. Hay que dibujar un recorrido por diferentes lugares en los que hayamos estado o inventadas. Ponemos una casilla de salida y una meta, y entre ellas 80 ó 90 casillas de las cuales cada 4 ó 5 debe haber una trampa, una prueba o un premio. Dibujamos y coloreamos el tablero mientras nos inventamos las normas y las discutimos. No será fácil llegar a un acuerdo pero ahí estamos nosotros de moderadores. Buscamos un dado y algo que sirva de fichas. Podemos usar pinzas de la ropa con un papel y un dibujo, o simplemente cochecitos de jugar, o cualquier juguete que cada uno escoja y quepa en el tablero. Lo de menos será quien gane, lo divertido será ir inventando las pruebas de los otros jugadores o formularles las preguntas. Es gratis y se puede guardar enrollado para otro día.
Y es que juegos hay miles. Nosotros aprendimos muchos visitando el Museo Etnolúdico del Juguete de Ponteceso, del que ya hemos hablado aquí.