Uno de los rincones más salvajes de la Costa da Morte es la costa que va desde Cabo Vilán hasta Punta Lobeiras. Acantilados, mar batiendo sus olas contra las rocas y diferentes escollos rocosos que durante siglos han sido un auténtico peligro para los barcos. Pero hay un lugar emblemático en todo este entorno y es el Cementerio de los Ingleses.
Como en todos estos sitios, y más hablando de Galicia y la Costa da Morte, un entorno marcado por los naufragios, hay un impresionante relato detrás. ¿Os gustaría conocerlo?
El HMS Serpent fue un crucero británico de la Royal Navy, botado en Devonport, un distrito de Plymouth, el 10 de marzo de 1887. Era uno de los ocho torpederos de la clase Archer que además usaba galvanizado para proteger su casco del agua salada.
Su propulsión a vapor, gracias a 4 calderas, le permitía navegar a 17,5 nudos. Tenía 67,5 metros de eslora, por 10,97 de manga, y estaba en situación de reserva cuando le asignaron la que sería su última misión.
Ya os hemos contado por aquí muchas veces que uno de los motivos de la denominación Costa da Morte es precisamente la cantidad de naufragios sucedidos en este área en un periodo de apenas 200 años, y en parte por este motivo se ubicaron diferentes faros en cada punta rocosa de este espacio litoral.
Pues bien, para hablar del Cementerio de Los Ingleses, debemos contar primero qué paso en la última travesía del HMS Serpent, y por qué su suerte marcó estas peligrosas costas atlanticas. La exposición itinerante de La Voz de Galicia recogió en una de sus portadas este naufragio, que también reflejaron otros periódicos en días posteriores al aciago día, como El Heraldo de Madrid (abajo a la izquierda).
En 1890 se le encomienda relevar a su gemelo, el HMS Archer, en África, por lo que zarpó el 8 de noviembre de ese año. Al día siguiente de su salida, el barco fue sorprendido por una fuerte tempestad, y durante muchas horas lucharon por centrar su ubicación para retomar el rumbo.
El día 10 de noviembre, en una noche cerrada, al vigía se le encomienda buscar la señal del faro de Cabo Vilán. Los tripulantes Gould y Burton están en cubierta con el chaleco salvavidas puesto, y sin que pudieran darse cuenta su casco encalla contra la Punta do Boi, a pocos metros de lo que hoy es el Cementerio de los Ingleses.
En los primeros momentos la tripulación confundió el golpe con un embate marino, pero enseguida se dieron cuenta de la realidad por lo que el comandante mandó cerrar los compartimentos estancos y preparar los botes salvavidas.
Ante la imposibilidad de mover el barco, y los numerosos problemas para lanzar los botes, además del fuerte mar que había ese día, el comandante ordena trepar a los mástiles para tratar de salvarse.
Booking.comAunque en aquel momento no estaba generalizado el uso del chaleco salvavidas, y de hecho, no se contaba a bordo con unidades para todos, los tres supervivientes fueron los que llevaban estas prendas puestas. Precisamente los dos vigías y el marinero Luxon, que fue el primero en alcanzar las rocas y caminar hasta una aldea cercana. Burton apareció en la playa de O Trece, y Gould acabó junto a una barraca de carbón y fue rescatado por la gente de Camariñas.
Desde ese día 10 de noviembre, hasta Navidad, los cuerpos de los marineros fallecidos fueron llegando a las costas. En total 142 víctimas que quedaron registradas en el libro de defunciones del juzgado y fueron enterrados en el lugar conocido hoy como Cementerio de los ingleses. Los 31 hombres restantes, hasta hacer los 176 que venían a bordo, nunca aparecieron.
Para acceder a este lugar, en el medio de un paraje natural venteado y salvaje, hay que dirigirse hasta A Ponte do Porto, parroquia del concello de Camariñas, y continuar por la AC-432 hacia el norte hasta encontrar indicadores que digan «Cementerio Inglés».
Es un lugar al que, en su último tramo, se accede por pistas de tierra, está junto a la Praia do Trece, y en la cara este del saliente rocoso denominado Punta do Boi.
Cuenta con un pequeño aparcamiento, con paneles que recogen la historia del lugar. Desde aquí podemos caminar hasta el cementerio que está a unos metros ladera abajo, y descubrir algunas de las sendas y piedras mágicas de un entorno marcado por la tragedia.
Si queréis alojaros o comer por el camino, a nosotros nos encantó el Restaurante O Ariño, que os queda de camino, está a unos 6 kilómetros. Para alojaros lo más operativo es Camariñas o Camelle. Si ya queréis explorar toda esta costa también está muy chulo el nuevo Parador de Costa da Morte de Muxía.