Teníamos muchas ganas de ir a Las Médulas. Primero porque nos encantan las cuevas y también por ser un entorno muy natural y con una historia apasionante. No en vano es un destino muy visitado y especialmente por familias. Hoy en Escapalandia: la mayor mina a cielo abierto del Imperio Romano.

Enseguida verás un aparcamiento junto al centro de recepción de visitantes. En este punto ya hay paneles indicativos y algunas rutas señalizadas. Desde aquí puedes seguir la carretera hasta encontrar la «senda corta» que va a La Cuevona y a La Encantada. Son unos dos kilómetros en total hasta estas cuevas. Hay aparcamientos más cerca de la senda pero son de restaurantes y tendrías que consumir para poder usarlos.

El camino está bastante embarrado en épocas de lluvia, es difícil pasar sin botas de montaña, además las necesitarás para acceder al interior de las cuevas. El entorno es muy bonito, una senda llana y sin dificultad apto para niños desde 3 años y sillitas de rueda grande, pues hay piedras en el camino.

Puedes ver varias especies de árboles, pues al quedar abandonada la mina se convirtió en un espacio natural muy diverso, sobre todo castaños o robles y muchos de ellos centenarios. A los niños les encantaron las casitas en los árboles secos cuyo tronco está hueco, puedes meterte dentro y son bastante curiosas. También se pueden escuchar y ver varios tipos de aves insectívoras.

Ruta por Las Médulas con niños

Al llegar a La Cuevona tienes ya un panel informativo de cómo se explotaba la mina, en torno al siglo I antes de Cristo, excavando túneles y llenándolos de agua hasta que se deshacía el monte y podían ir filtrando la tierra en los lavaderos. En el siglo III quedó abandonada y la vegetación fue ganando terreno hasta dejarlo con un aspecto como presenta en la actualidad.

Su color rojizo característico de la tierra y los enormes huecos y cortes provocados en los montes impresionan, sobre todo al internarse en ellos. Hay señales que advierten de desprendimientos, le queda a uno la duda de si es un peligro real o poco probable, pero lo cierto es que las barreras permiten el acceso a los visitantes y los más aventureros se meten a probar suerte como espeleólogos.

En La Encantada, que tiene un nombre muy sugerente, puedes ascender un poco y ver varias galerías que salen a media altura del monte, y ver un paisaje que merece la pena. Pero hay que tener prudencia con los niños porque terminan en precipicio.

Terminada la visita, «corta» si vas con niños pequeños, puedes tomar algo en alguno de los múltiples restaurantes o echar un vistazo a las tiendas de recuerdos, visitar el centro de interpretación o ver la Domus Romana recreada. Si prefieres ir de bocatas junto a la Casa del Parque de Las Médulas hay un pequeño merendero, aparcamiento y columpios. Está en Carucedo y contiene información general sobre la zona.

Cómo llegar a Las Médulas

Se accede fácilmente desde la autovía A6 y está a menos de dos horas de A Coruña (salida 405 en Toral de los Vados) y a cuatro de Madrid (salida 400). Está bien señalizado, tomando la nacional 120 hacia Carucedo y desviándose hacia el pueblo de Las Médulas. Una vez en el pueblo hay diferentes desvíos según quieras ir al mirador o a las cuevas.