La ciudad de Santander tiene un encanto especial. Sus grandes avenidas, su centro histórico, los mercados… La parte litoral es muy llana y cómoda para caminar. Puedes aparcar por el centro, donde hay varios parkings, y recorrer la plaza porticada y el mercado del Este; si hace frío puedes refugiarte a tomar un café. Tiene una pequeña zona con caballitos y coches para los niños de los de moneda. En este post sobre la capital de Cantabria con niños repasamos hoy esta ciudad y sus opciones de ocio y turismo familiar.

Un paseo por el centro

Bajo la plaza porticada está el centro de interpretación de las antiguas murallas, también se pueden ver los viejos muelles y recientemente han abierto para visitas un refugio antiaéreo de la guerra civil, pero para estas tres cosas hay que pedir cita en persona en la oficina de turismo, y te dan para cinco o seis días después (cuando yo lo consulté, que fue en diciembre) así que es mejor descartarlo salvo que tengas quien te pueda pedir en la ciudad una cita con antelación.

Muy cerca está la Iglesia del Santísimo Cristo, que llama la atención por sus bajos techos y sus gruesas columnas. Es protogótica y es la iglesia más antigua de la ciudad, ya que fue construida en el primer tercio del siglo XII. Sobre ella, se alza la catedral, del siglo XIII y estilo gótico. Tiene un precioso claustro donde se conservan sepulcros de abades y caballeros. A los niños les llaman la atención porque se representan con sus armaduras y espadas. Tanto para visitar la iglesia como la catedral conviene consultar los horarios de misa, ya que durante esta celebración religiosa está prohibido el acceso a turistas.

Los Jardines de Pereda están a pocos metros de la catedral y tienen un parque infantil muy bonito, un tiovivo y una cafetería además de zonas de paseo y bancos para descansar. Allí mismo está también la oficina de turismo, que es un punto indispensable si visitáis Cantabria con niños. Pero Santander tiene otro aliciente que le puede llamar la atención a los más pequeños, que es el funicular. Parte de la Plaza del Río de la Pila, y puedes subir hasta los Jardines de Iturrino. Las vistas son increíbles.

Museo del Cantábrico

El Museo Marítimo del Cantábrico es de gran interés si visitas la ciudad con niños. Está en la bahía, a la altura de la playa de Los Peligros, y con la entrada está incluida la comida de menú en el restaurante, por lo que si planificas la visita para mediodía puede resultar interesante, ya que otros recursos turísticos están cerrados a esta hora. Se aparca bien en las proximidades, cuesta 8 euros para adultos y 5 para niños, los menores de 5 años no pagan. Está abierto de 10 a 18 h y hasta las 19:30 horas en verano.

El contenido es interesante, tiene una parte etnográfica sobre la vida en el mar y las profesiones y modos de vida vinculados a ella. Puedes ver distintos tipos de embarcaciones, armas, artilugios antiguos y métodos de pesca. Hay una parte importante sobre animales marinos, donde la estrella es el enorme esqueleto de ballena y el calamar gigante, de 8 metros de longitud. También tiene un precioso acuario en la planta inferior donde puedes ver unas 250 especies entre las que destacan los tiburones, rayas, pulpos, peces luna, atunes, etc.

El faro y el Ecoparque

Rodeando la ciudad hacia el Norte se llega al faro de Cabo Mayor, donde además de visitar el Centro de Arte -la entrada es gratuita- puedes admirar las vistas y tomar algo en la cafetería, que está a reventar porque las vistas al mar merecen la pena.

No muy lejos está el Ecoparque Forestal Park, abierto de 10 a 21:30 h y con circuitos lúdicos para niños de diferentes edades. Se trata de columpios y atracciones construidas entre los propios árboles y la naturaleza. Es para mayores de tres años. No es barato pero resulta interesante para pasar un día al aire libre con peques.

La Península de la Magdalena con niños

Es una de las joyas de Santander y sobre todo por su parque y el entorno, un punto neurálgico para tu viaje por Cantabria con niños. El entorno es maravilloso: una península entre la playa de la Magdalena y la del Camello. No se puede entrar en coche y no es fácil aparcar en las proximidades, así que prepárate a caminar. Si vas con peques, te recomiendo llevar sillita. La señalización es regular, al menos en invierno cuando lo visitamos nosotros. Así que vas un poco a la aventura, en el acceso exterior hay una garita de policía y un quiosco de venta de tickets para un trenecito turístico, pero nadie que te pueda informar o información en el tablón de la entrada. El acceso a la península es gratuita.

Destaca el enorme parque infantil, junto a la playa de Bikini, con un tobogán desde el paseo que termina en la misma arena, algo que no habíamos visto nunca y resultó de lo más divertido. También hay una cafetería en las caballerizas, de nuevo sin ninguna información de horarios, nosotros la encontramos cerrada.

Subiendo monte a través para evitar dar mucha vuelta llegas al Palacio de la Magdalena. Un edificio increíble que rodeamos infructuosamente para poder visitarlo, y allí nos encontramos un cartel de cierre temporal que bien podían haber puesto en el acceso exterior de la península, para evitarte el paseo. En teoría, se puede visitar por orden de llegada y con guía, a las horas en punto, y el coste es de 3 euros.

En la parte norte de la península, puedes ver el Zoo de la Magdalena, con leones marinos, focas y pingüinos, así como el Museo al aire libre «El Hombre y la Mar». Si vas en invierno y con peques conviene que vayan abrigaditos, pues sopla muy fuerte el viento.

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