El invierno es igual de fantástico que el verano para hacer un tramito del Camino de Santiago. Botas, impermeables y bicis, a correr. Desde Arzúa hacia Santiago se pueden hacer varios kilómetros, según lo lleve el personal, por un bosque precioso. Algunos tramos no son accesibles a carritos o sillas de ruedas, ya que están llenos de piedras grandes y es complicado, pero en conjunto se hace bien con bici de montaña.

Tomando la Calle del Carmen desde la plaza principal del pueblo, junto al Ayuntamiento y la Iglesia, y se comienza a bajar por las losas de piedra hasta que el camino se hace de tierra. Está marcado con las características flechas amarillas y señales verticales. El paisaje es muy bonito aunque hay cuestas algo pronunciadas y en invierno, por las hojas de los árboles y el barro, está bastante resbaladizo.

Si vas con carritos o no tienes opción de andar por el campo, Arzúa es una localidad preciosa. Además de la plaza principal hay un parque infantil muy chulo en la calle Calvo Sotelo con Padre Pardo. Tiene columpios para peques y no tan peques, y también una zona biosaludable de adultos.

Un amplio aparcamiento, jardín, bancos, fuentes para beber y árboles que dan sombra, pensando en el verano. El casco urbano se recorre enseguida y si quieres tomarte un aperitivo, un café o merendar, en la Rúa de Santiago está el Café Teatro, que tiene dentro una zona muy divertida para peques, con una tienda de campaña y juguetes. También, en la esquina de la calle Lúa hay una pastelería buenísima que tiene gusanitos y chuches varias además de buena repostería.

Un Ferry de Galicia

Una excursión agradable si no vas con prisa es bajar en coche al Embalse de Portodemouros. Este sitio tiene algo especial.  Hay que coger la calle José Antonio y salir de Arzúa hacia el Sur, hacia Vila de Cruces.

En Dombodán te desvías a la izquierda y bajas por una carreterita. Hay un albergue abajo que a veces funciona y otras veces no, tiene cafetería. Hay zonas verdes y en verano se puede hacer piragüismo.

Si vas con niños mayores infórmate sobre una ruta que rodea el embalse, se puede hacer un tramo y cruzar en el ferry. Si te queda día puedes acercarte a la Casa do Mel o a la Casa do Queixo, a los niños les interesará.

Para comer o alojarse es muy buena opción Casa Rural Brandariz, una casa de labranza del siglo XVI que tiene ocho habitaciones y un comedor bastante amplio que funciona como restaurante. Son muy amables, y especialmente con los niños. En invierno siempre encontrarás la lareira encendida y puedes sentarte allí un rato. La comida es excelente, sobre todo la carne asada, y es de esos sitios que te ponen la sopera caliente para que te eches lo quieras. Tiene una zona ajardinada delante, y un poquito más abajo la iglesia y el cementerio y un camino por el que puedes pasear. Las vistas son maravillosas.