La Torre de Hércules con niños es una fantástica visita y es patrimonio de la Humanidad desde el año 2009, además de ser el faro más antiguo del mundo en funcionamiento. Estas linternas marinas tienen algo misterioso para los niños así que suponen un plan seguro, pero además todo el entorno de este monumento es maravilloso.
Cuenta la leyenda que un gigante llamado Gerión reinaba en las tierras del Tajo al Duero y tenía atemorizada a toda la población. Hércules se enfrentó a él y le venció después de tres días de dura lucha. Enterró su cabeza y mandó construir encima una torre.
En sus proximidades fundó la ciudad de Crunia, como recuerdo de la primera mujer que la habitó y de la cual se enamoró. Esto no deja de ser una historia pero a los peques seguro que les encantará y es genial para estimular esas cabecitas tan imaginativas.
Fue construida por los romanos en el siglo I y sufrió varias modificaciones a lo largo de su historia. La faja ascendente que se ve en su fachada y es característica recuerda las antiguas rampas exteriores que tenía para acceder a la linterna.
Se puede llegar en coche o bicicleta -ya que hay carril bici a lo largo de todo el paseo marítimo- hasta el mismo pie del monumento, donde hay un amplio aparcamiento. Hay un paseo ascendente de adoquines y a su término se puede encontrar la entrada.
Puedes consultar los horarios de apertura aquí pero si vas de octubre a mayo no lo dejes para última hora porque cierra a las 18 horas, además las vistas merecen ir en horas de luz. Los menores de cuatro años no pagan entrada, hasta los 14 años o a partir de 65 el coste de la entrada es de 1,5 euros, y el resto pagan 3 euros.
Para visitarla es necesario que los niños ya caminen por sí solos con cierta soltura, ya que la subida es toda por escaleras, tampoco es accesible a sillas de ruedas.
El comienzo de la visita incluye las excavaciones al pie de la torre, esta parte es toda por rampas. Luego empiezan las escaleras, que son cómodas pero no excesivamente anchas. En los descansillos puedes ir visitando los huecos abovedados de adoquines y las vistas desde ventanas y vanos intermedios. A los peques les gustará investigar todos sus recovecos.
El último tramo es en escalera de caracol, algo más incómoda. La terraza superior es exterior pero no implica riesgo puesto que tiene una amplia barandilla y las vistas son increíbles.
Al pie de la torre, junto a la salida hay una fuente de agua y un cómodo aseo con cambiador de bebés.
Tras la visita, te recomiendo bajar hasta el mosaico de la rosa de los vientos o caminar por los circuitos de paseo. También puedes ver el centro de interpretación que está en el aparcamiento.
Si tienes ganas puedes acercarte a toda la zona verde que rodea la torre y dar un paseo por el Parque Escultórico, con rutas señalizadas de 1, 2 y 4 kilómetros, perfectas para hacer con niños.
Además tienes un merendero con mesas para comer en el lado de la ensenada de la playa de Las Lapas, que es contigua a la península de la torre, y a la que también se puede bajar si el día lo permite. Es un sitio excelente para recorrerlo en bici, en motito o cualquier otro vehículo infantil.
Cruzando la avenida, junto a la antigua cárcel, hay un parque amplio con dos espacios infantiles muy interesantes si vas con los más pequeños de la casa.
Tras la visita te recomiendo acercarte a la Domus o la Casa de los Peces (Aquarium Finisterrae), dos museos muy apropiados para ir con niños pequeños.
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