La ciudad de Oporto es un auténtico tapiz. Siempre he ido en verano y hace bastante calor, pero la ciudad tiene una luz especial y mucho ambiente. A Portugal hay que ir a empaparse de su esencia, o no se va. Hoy te damos algunas ideas para un fin de semana en Oporto.
Oporto es la segunda ciudad de Portugal, tiene unos 235.000 habitantes y es una localidad de contrastes: la parte moderna, la ribera y lo cosmopolita. Está bien comunicada por avión -tiene un gran aeropuerto- o por autovía, pues está a solo una hora y media de Vigo.
Lo primero que hay que saber de Oporto es que, como tantas ciudades, tiene zonas poco recomendables. Estas cosas varían, pero puedes sentirte algo inseguro en los alrededores de la catedral y al oeste de la autopista por la zona de Lordelo do Ouro.
Es bastante turística, así que las zonas céntricas están muy concurridas, pero si te gusta callejear sin seguir una ruta previamente trazada, es mejor ir atento. Tiene unas cuestas importantes para bajar a la ribera y hay mucha calle adoquinada, esto hay que tenerlo en cuenta si vas con carritos, pues resulta algo incómodo.
Hay un museo que nos gustó especialmente que es el Museo do Carro Eléctrico. Te llevan un tramo en un antiguo tranvía y puedes visitarlos y fotografiarte con algunos de los más antiguos que circularon por la ciudad. Y es que si algo caracteriza Oporto son sus clásicos tranvías, subiendo o bajando por las empinadas calles, o los más modernos, que cruzan sobre el río Duero y te llevan a diferentes zonas de la ciudad.
Un paseo desde laPraça da Ribeira hasta el Ponte D. Luis I, donde hay muchos restaurantes típicos para tomar algo, en terrazas junto al río o en calles interiores. Recorrer la Muralla Fernandina, tomar elelevador dos Guindais, o asomarse a la Librería Lello, en la calle Carmelitas, son también ejemplos de lo que es visita recomendada. Si el día es agradable podéis acercaros también al Cementerio Catacumbal, un poco tétrico pero muy curioso.
Las vistas de la ciudad son maravillosas desde la Serra do Pilar. También de noche, con el puente iluminado, desde cualquier punto de la orilla del Duero y en los días de calor realmente agradeceréis este paseo. Junto a la Avenida de Boavista el Parque da Cidade es el más grande de Portugal, con unos diez kilómetros de sendas y diferentes especies de árboles o aves. Los sábados hay un mercadillo de productos biológicos y caseros. Tiene zonas recreativas y parque infantil.
En la orilla de enfrente a Oporto, en Vila Nova de Gaia, están las típicas bodegas con sus embarcaciones, se puede visitar y catar, y hay parques infantiles y restaurantes con terrazas para comer.
En esta ciudad, donde la hostelería es muy profesional y al turista se le mima, conviven restaurantes más tradicionales con otros de cocina de vanguardia, que también os recomiendo. El aperitivo con quesos variados y aceite está excelente, pero normalmente no está incluido en el precio.
Por lo demás, esta ciudad hay que conocerla porque es maravillosa. Busca un hotel céntrico y que esté bien adaptado para niños. Fijate sobre todo en los accesos si vas con bebés, parking, etc. Hoy en día también hay una amplia oferta de apartamentos que son la opción más cómoda y económica para familias.
Se nos quedan muchas cosas en el tintero pero son una excusa muy válida para volver, porque a Oporto siempre se vuelve. Si te animas a visitar este destino puedes consultar ofertas en la página oficial de Booking desde aquí.
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