Se nos agota un año maravilloso lleno de escapadas con niños, uno más. La mayoría os las hemos contado ya, otras se han quedado en el tintero y algunas nos las callaremos para siempre, las menos, las que no nos han gustado.
Como cada vez sois más los que seguís nuestras rutas y las vivís en primera persona, también hemos querido recopilar aquí lo mejor del año.
En enero conocimos varios rincones de Galicia despúes de un diciembre muy viajero por España adelante. Pero nuestro mejor descubrimiento fue el museo de Torres do Allo, en Zas, porque tiene una chupiyincana para que los más pequeños puedan descubrir todos los rincones de un edificio emblemático en su zona, de los señores y de sus vasallos, de la vida cotidiana de algunos siglos atrás.
En febrero cumplimos un sueño visitando la playa de los cristales de Galicia, un arenal en Laxe que teníamos muchas ganas de conocer. También pudimos recorrer un tramo de la senda costera en su entorno y otros lugares de esta localidad que está a una hora escasa de A Coruña y la verdad es que nos encanta.
En marzo nos movimos bastante: O Morrazo, O Barbanza y Terras de Santiago. La verdad es que vivimos los festivos de Semana Santa con intensidad pero sin salir de Galicia porque aquí vamos bien surtidos de lugares para ir con niños. Sin duda nos quedamos con un lugar mágico, como es el Bosque de Aldán que además fue de lo más leído del blog.
Abril nos cautivó con la escapada a Fisterra pero sobre todo por la compañía, pues lo recorrimos con un grupo de amigos. Las playas de este rincón de la Costa da Morte, su gastronomía y los paisajes realmente nos dejaron muy buen sabor de boca.
La llegada de la primavera, ya en mayo, nos cogió en dos rutas apasionantes: la vía verde del Eo entre A Pontenova y San Tirso de Abres, en mi caso ya por décima vez o más, y el Camiño dos Faros, una perspectiva muy especial de la Costa da Morte.
En junio conocimos los lugares de origen de nuestros antepasados, en la desconocida región de A Fonsagrada, fundiéndose con las tierras asturianas de los Oscos.
El mes más caluroso, julio, nos trajo la sorpresa de conocer un pueblo que teníamos pendiente y que se llama San Cibrao, en A Mariña Lucense. Nos encantó recorrer todo su perímetro litoral y descubrir sus playas y miradores.
En agosto volvimos a Cudillero, uno de nuestros imprescindibles de cada año, y en concreto a la increíble playa del silencio, un lugar archifotografiado y que también nosotros quisimos inmortalizar al atardecer. Pero también la bellísima costa de Cinqueterre con niños.
En septiembre nos resistimos a terminar el verano visitando la isla de Ons, una ruta atlántica imprescindible y que en esta época del año está ya más tranquila.
Del mes de octubre nos quedamos con la visita al Castelo de Soutomaior, uno de los castillos emblemáticos de Galicia, algo que teníamos pendiente hace mucho tiempo y que pudimos llevar a cabo en esta ocasión.
La ruta del río Sar en el corazón de Santiago, fue uno de los descubrimientos de noviembre, un mes ya en pleno otoño, que nos permitió conocer bellos paisajes de ribera en pleno casco urbano de Santiago.
Y terminamos el año con una escapada a la capital en la que hicimos un alto en Astorga, para conocer el Museo del Chocolate, uno de los rincones recomendados en una ciudad apasionante.
